sábado, 28 de mayo de 2011

LA IDENTIDAD DEL CRISTIANO por: José M. Zorrilla

Uno de los dramas mas grande del ser humano es "no tener identidad" , con esto se quiere decir no conocer su identidad, porque identidad sí o sí tiene.

La Biblia, que es la Palabra inerrante e inmutable de Dios, declara enfáticamente que todo aquel que ha recibido a nuestro Señor Jesucristo sinceramente, con un previo y genuino arrepentimiento, es hecho por gracia y por el poder de Dios, hijo de Dios. (San Juan 1 : 12-13)

Es la verdad revelada que somos hijos de Dios, tal vez porque el tema sea sumamente relevante y de una magnitud tremenda, no se le ha prestado la debida atención, no lo hemos pensado detenidamente, o quizás no ha sido asimilado el tema con la debida responsabilidad.

De tal modo que la mayoría de los creyentes desconocen o parecen desconocer la realidad, que se presenta como un tema casi sin discusión; y es que al momento de recibir a Cristo en el corazón, Dios produce un nuevo nacimiento espiritual, pero tan real como un nacimiento físico. (San Juan 3:5-8)

Una de las razones por la cuál no se percibe la identidad, es por ser niño, o bebé; es imposible a un bebé comprender o explicar donde nació, donde vive,o quién son sus padres, la realidad es que ha nacido, tiene vida, y por tanto IDENTIDAD, aunque él la desconozca.

De allí en adelante depende de otros al principio para crecer, y luego él mismo va tomando responsabilidad de alimentarse, una señal de la vida es que tiene que comer, crecer y madurar y así conocer su IDENTIDAD, además deberá ser limpiado, (aseado), deberá beber y respirar buen aire, y a medida que va creciendo tendrá conciencia, responsabilidades, y capacidades hasta el punto de poder dar explicaciones de su identidad, detalles de sus padres y medio ambiente. Lo más difícil, pero de suma necesidad es que viva de acuerdo a su identidad, así como el espíritu del hombre da sentido de personalidad, y cada uno sabemos quienes somos y aún podemos distinguirnos de todos los demás, también sabemos que somos una persona diferente, por el origen, la crianza y la educación.

La persona del Espíritu Santo en el corazón, mucho más perfecto y eficaz que el espíritu humano, da testimonio a la conciencia del creyente, ( la voz de Dios dentro del hombre), que somos hijos de Dios (Romanos 8:16). Tanto es así que si alguno; por más que diga que es cristiano o esté anotado en alguna nomina de iglesia, y no tiene al Espíritu Santo, EL TAL NO ES CRISTIANO, NO ES DE CRISTO (Romanos 8:9)

Ahora bien : ¿ para que sirve la identidad ?." Es el patrón de vida", El carril por donde circular, actuar y desarrollar las acciones de la vida, semejante o en concordancia a su origen, a su identidad, el ejemplo supremo; como siempre en todas las cosas es nuestro Señor Jesucristo, el modelo perfecto:

1) Como Hijo de Dios vivió en completa y perfecta libertad, (Romanos 8:15), su decisión fue siempre hacer la voluntad del Padre Celestial, porque reconoció que es una voluntad perfecta y digna de ser desarrollada, la perfección del Señor se reflejó en que: "la voluntad de Dios hizo siempre" (San Juan 8:29)

2) Como Hijo se mostró DIDACTICO, es decir dispuesto a aprender y a enseñar, ¿ Porque?: porque era , aunque era Hijo de Dios aprendió la obediencia, estuvo abierto a conocer los principios de su Padre y HACERLOS, es decir a poner por obra la doctrina aprendida, en su vida se cumplió cabalmente el Salmo 1:1-3. (comp.Hebreos 5:7)

3) En tercer lugar concretó la obediencia, en definitiva esté era el punto visible de su conducta. La obediencia manifiesta la honra del Padre, por ser una acción visible de la conducta, de la misma manera que las obras manifiestan la fe, la obediencia hace visible las actitudes del corazón, y así podemos mostrar la gloria de Dios, al reconocer su autoridad y soberanía (getsemaní en San Mateo 26:39-46)
4) Lo lícito de buscar cada uno su identidad, porque es fundamental para desarrollar una vida fructífera, de tal manera que la Biblia, la Santa Escritura de Dios fue escrita para que sepamos que tenemos vida eterna (1ª Juan 5:13). Saber que los cristianos tenemos vida eterna, significa que tenemos un origen divino, porque Dios mismo nos dió vida , por gracia juntamente con Cristo, cuando estábamos muertos en delitos y pecados (Efesios 2:5)

5) La vida eterna proporciona un destino eterno; tener este privilegio significa que nuestro destino es glorioso y trascendente, como que vamos a estar con Cristo para siempre, y que será en una dimensión donde la ley del amor es suprema y el poder de Dios, es el AMOR, el mas grande del universo (Apocalipsis 5:10, notar que reinaremos sobre la tierra ..... para Dios)

6) LA PREGUNTA ES: ¿Y AHORA QUÉ?. Qué de nuestro presente, si en realidad tenemos en nuestro corazón, una persona divina; como es Dios Espíritu Santo, tenemos IDENTIDAD DE HIJOS DE DIOS. Una de las acciones más relevante que EL ha realizado es derramar amor en nuestros corazones (Romanos 5:5). De tal modo que una vida plenamente desarrollada de acuerdo a nuestra identidad: ES UNA VIDA DE AMOR. Amor al Señor que nos amó primero, y que amó hasta los enemigos, se identificó con su PADRE CELESTIAL, y CON LA OBRA DE SU DIOS, EN UNA VIDA TOTALMENTE COMPROMETIDA Y ACTIVA. (San Juan 5 :36)

7) EL SUPREMO OBJETIVO LOGRADO: Su propósito, como debe ser el propósito de todo hijo de Dios , es GLORIFICAR A NUESTRO PADRE CELESTIAL. La manera que mostró el Señor y que expresó en San Juan 17:4. Es hacer las obras que EL preparó de antemano (Efesios 2:10). En la gloriosa oración sacerdotal el dice que había terminado la obra que el Padre le dió para hacer. Y nosotros?... no tenemos otra misión que glorificar a nuestro Dios. Es hacer su obra, y anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. La manera es predicar y vivir con compromiso y responsabilidad, de tal modo que con autoridad hagamos realidad tan grande privilegio. Que EL de su voluntad nos ha otorgado por gracia en los méritos de nuestro Señor Jesucristo a Quién debemos una respuesta de gratitud (Hebreos 12:28). SOMOS HIJOS DE DIOS, VIVAMOS COMO HIJOS DE DIOS.
¡Así Sea!

martes, 24 de mayo de 2011

"MI ORACIÓN COMO MADRE" Tomando el ejemplo de madres de la Biblia por: Silvia Mayo de Selle

Amado Dios y Padre celestial:

• AYÚDAME a comprender cuán trascendente es la misión de ser MADRE, aquella que confiaste a Eva en el comienzo de los tiempos y confías, también, a esta humilde sierva tuya.

• ÁBREME los ojos para que, como lo hiciera Agar, pueda ver en medio de pruebas abrasantes, Tu fuente que todo lo refresca, y así beber y dar a los míos de ella, hasta la saciedad.

• UTILÍZAME para dar a mis hijos con urgencia a Tu salvador Caminoen la ternura de sus primeros pasos, al igual que Jocabed, pues es tan cruel y perverso el mundo que les espera, el que ya les rodea ...

• DAME la visión, los recursos, para que, como Ana, que año tras año cubría con vestido nuevo el cuerpecito de su pequeño, pueda yo cubrir todas las crecientes necesidades de mis niños a la medida de Tu voluntad.

• IMPÚLSAME en momentos de extrema necesidad, para confiar a Tí mis empobrecidas tinajas y vasijas, cual la mamá de Sarepta, y luego, sé, podré gozarme en Tu misericordioso e inagotable sustento.

• CONDÚCEME de continuo a Tu casa,como acostumbrara María, mientras observaba el desarrollo perfecto de su hijo amado y, en Tu gracia, pueda hacerlo junto a mi familia toda.

• PERMÍTEME ser como aquellas madres cuyos nombres no conozco y que junto a otros, llevaban presurosas sus niños al Señor Jesús y buscar también para mis pequeños, Su abrazo protector, Su dulce bendición.

• CONCÉDEME que habite en mí aquella fe no fingida, sincera, profunda, cual la de Eunice, y sea ejemplo que puedan heredar mis amados hijos y .....

• CAPACÍTAME con Tu sabiduría para enseñarles las Sagradas Escrituras, ahora, en su niñez, pues pueden hacerles sabios para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

• ÓYEME ¡Oh Dios ! escucha estos, mis ruegos. en el nombre del Señor Jesús

¡ Amén !


(Génesis 1: 28 y 3: 20 / Génesis 21: 15 - 19 / Exodo 2: 8 - 10 y 6: 20 / 1ª Samuel 2: 18 - 20 / 1ª Reyes 17: 12 - 16
San Lucas 2: 40 - 42 / San Marcos 10: 16 / Lucas 18: 15 - 17 / 2ª Timoteo 1: 15 y 3: 15).

jueves, 19 de mayo de 2011

LA MANO SECA Por: Anita de Giannelli

...y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha.
...y su mano fue restaurada. - Lucas .6: 6-11


La mano, parte visible de nuestro cuerpo, nos habla de trabajo y más aún la derecha, que es la que realiza mayor esfuerzo (aunque todos sabemos ¡cuánto necesitamos las dos ma-nos!).

El hombre del pasaje tenía seca la mano derecha. Esta mano estaba en el cuerpo, pero inútil, incapaz de cumplir las órdenes del cerebro y sin recibir la sangre bombeada por el cora-zón y por lo tanto no podía cumplir trabajo alguno, pero cuando el Señor le dice: “Ponte en me-dio y extiende tu mano”, su mano fue restaurada sana como la otra (Mr. 12: 13).

No olvidemos que el Señor restauró no sólo nuestra mano, sino todo nuestro ser (espiri-tualmente hablando). En Jn. 10:10 y Jn. 7:38 nos dice que nos dio vida en abundancia y que de nuestro interior correrán ríos de agua viva por ello. Una vez que somos convertidas y bautiza-das, pasamos a formar parte del cuerpo de Cristo que es la iglesia y como parte de un cuerpo no podemos ni debemos estar inútiles. Quizás no seamos mano; quizás un dedo, el meñique, pero debemos cumplir con nuestra función y no caer en lo que llamaríamos entumecimiento espiritual por falta de ejercicios, o lo que es peor, la parálisis espiritual.

Así como el hombre del relato bíblico se puso en medio y extendió su mano voluntaria-mente, debemos presentarnos ante el Señor Jesús para ser restauradas si nuestro caso es de parálisis, o para que nos muestre su voluntad en cuanto a nuestro trabajo, si es que estamos entumecidas. Tengamos en cuenta que esta tarea debemos cumplirla con alegría y corazón sincero, (Ef. 6:6-7) no vaya a ser que queriendo ser ojo no nos demos cuenta que el Señor nos manda a ser dedo meñique. Tampoco olvidemos que nuestro trabajo en el Señor no es en va-no (1ª Co.15: 58).

sábado, 14 de mayo de 2011

JUAN MARCOS, UN SIERVO ÚTIL PARA EL MINISTERIO. Por: Americo Giannelli

La Biblia nos habla de distintos siervos de Dios, uno de ellos, Juan Marcos, ha de ocuparnos en esta oportunidad. Una breve semblanza: nos indica que era hijo de una mujer llamada María, habitante de Jerusalén (Hech. 12:12), y sobrino de Bernabé (Hech. 4:36 / Col. 4:10).

Probablemente estuvo en Jerusalén aquella noche en que Pedro fue liberado de la cárcel en forma milagrosa, tal vez pudo observar de cerca la forma en que Pablo y Bernabé cumplieron su servicio como portadores de las ofrendas. Pero sin lugar a dudas su mayor privilegio fue haberse unido a los apóstoles como ayudante en la obra misonera. (Hech. 12:25 / 13:5).

Todo parece ser maravilloso en su vida, sin embargo en Hech. 13:13, lo vemos tomando una actiud que revela una profunda crisis en su ministerio: luego de acompañar un corto tramo del primer viaje misio-nero, abandona a sus compañeros regresando a Jerusalén. Esta actitud no agradó al apóstol Pablo (Hech. 15:38,39).

Surge entonces una pregunta ¿cuál fue el error de Juan Marcos?. No se nos declara con exactitud el por qué de su regreso a Jerusalén, sin embargo podemos inferir dos motivos que lo llevaron a tomar esta decisión:

a) Quizás sintió temor ante los opositores del evangelio, no teniendo en cuenta las palabras del Señor acerca del costo que deben pagar aquellos que desean servirle (Lc. 14:27-33).

b) Observemos que el Espíritu Santo llamó a dos hombres ... pero fueron tres (Hech. 13:2, 5). Es evidente que Juan Marcos no debía ser de la partida, no era aún su tiempo.

Probablemente aquel que hoy desea servir al Señor esté ante estas dos grandes disyuntivas, ¿qué puedo hacer ante los conflictos que aparezcan en el camino? y ¿cuándo será mi tiempo?. La primera pre-gunta descubre temor; la segunda, dudas.

En primer lugar recordemos las palabras del Señor Jesús: “En el mundo tendréis aflicción; pero con-fiad, yo he vencido al mundo” (Jn. 16:33). Se nos ha advertido claramente acerca de la hostilidad del mun-do en que vivimos. Las presiones de nuestro enemigo, la incredulidad de las personas y la maldad que va en aumento, no son novedad. Ahora bien, tengamos presente la exhortación del Señor: “confiad”, no en nuestras propias fuerza, sino en su poder. La base de nuestra seguridad está en el hecho de que “el Señor ha vencido al mundo”. Nunca dejemos de lado este pilar fundamental para nuestro servicio, que es la fuerte confianza en el poder de nuestro Señor.

En segundo lugar, ¿cómo sabremos cuándo es nuestro tiempo?. La búsqueda de la voluntad divina es la gran labor de los creyentes. No sólo El expresa su voluntad para el servicio, sino que en cada área de nuestra vida nos tiene preparado un propósito u objetivo. Por eso el indagar en su voluntad, debe ser una empresa de todos los días. Consideremos el ejemplo del joven Samuel; Dios reveló su voluntad a un siervo que ya estaba activo (1ª Sam. 3:1); que ante su llamado mostró disposición (1ª Sam. 3:9,10) y que durante su crecimiento estaba en comunión íntima con El (1ª Sam. 3:19). Servicio, disposición y comunión; son tres claves importantes para conocer la voluntad de Dios.

Finalmente, no sería justo hablar de Juan Marcos sin recordar que si bien, al principio volvió atrás en su camino, lo hallamos un tiempo después junto a Bernabé recomenzando la senda ¡justamente donde la había dejado! (Hech. 15:39); y una vez superado aquello que en un momento de su vida fue un escollo, llegó a ser considerado como un siervo “útil para el ministerio” (2ª Tim. 4:11).

lunes, 9 de mayo de 2011

APOSTASÍA Y LO MEJOR DE LO MALDITO Por: José M. Zorrilla

"...infatuados, amadores de los deleites más que de DIOS, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella." 2ª Timoteo 3 :1 - 5

El rey Saúl y el pueblo de Israel fueron los que eligieron lo mejor de lo maldito para ofrecerlo a Dios como sacrificio, separaron de Amalec al rey Agag y lo mejor de las vacadas, (1ª Samuel 15:20-22) , este nefasto deseo les llevó a olvidar que Dios había declarado anatema todo lo de Amalec, Pablo es el que explica en Romanos 8 : 6-8, que la carne aunque quiera no puede agradar a Dios.

Por el caso de Saúl es que tenemos una clara revelación, como él la tuvo de lo que Dios aprecia, de las cosas que son estimadas por el Señor, aunque en aquella oportunidad lo aprendió en medio de la angustia y el dolor de la pérdida del reino y aún la propia vida, nosotros también estamos aprendiendo: " obediencia y prestar atención a Dios" la pregunta es "¿cómo estamos aprendiendo?.-

La palabra " APOSTASIA", aparece solo dos veces en el nuevo testamento, (Hechos 21:21) ; cuando Pablo es acusado de dejar e incitar a dejar el respeto de la ley, y en (2ª Tesalonicenses 2:3) cuando se advierte que antes de la 2ª venida de Cristo, se manifestaría la apostasía abiertamente. ; sintetizando : El rechazo de todo lo de Dios y su Palabra, es lo que caracteriza la apostasía.-

Pero el concepto aparece explicado reiteradamente y la descripción de los apóstatas es clara, como en Judas 3,4 y también en 1ª Timoteo 4:1-3.

A) en relación al carácter, Judas dice que son hombres impíos Vs. 4, que muestran una falta total de reverencia, hablan de Jesús con un vocabulario evangélico, un lenguaje correcto, pero el corazón está lejos de Dios.

B) En cuanto a la conducta, Judas dice que convierten en libertinaje la gracia de Dios, el término usado es : (aselgia), describe a una persona sin honor, flojo en decencia, y con poca vergüenza, y también son especuladores porque : " como Dios perdona todo", aprovecho a transgredir.-

Ahora bien : el apóstata es alguien que cree, que recibe la Palabra aunque superficialmente, acepta por un tiempo, cree todo con la mente (parte de la carne), pero sin hacerlo algo personal, parte de su vida, conoce la verdad pero no la aplica.

Hay veces que el apóstata está en la iglesia, y son maestros de escuela dominical y hasta predicadores, normalmente son fácilmente detectados, pero peligrosamente tolerados, siempre hay un argumento para la indulgencia y la tolerancia : " esperemos un poco, bueno vamos a ver este año, no podemos tampoco hilar fino, entonces no quedamos ninguno, ¿no ha escuchado algo parecido en estos últimos tiempos?.-

El Apóstol Pablo dice de personas que escucharon el evangelio de la gracia de Dios, pero no recibieron el amor de la verdad para ser salvos (2ª Tesalonicenses 2 : 10) escucharon como aquellos que fueron una vez iluminados; en Hebreos 6 : 6 a 8, y terminan como la tierra que recibe la lluvia y produce espinos y malezas, que no son fruto de nada.

El punto es que no amaron suficientemente la Verdad como para invertir la vida en la convicción. Entonces: ¿qué sucede? ; poco a poco estamos convirtiendo el glorioso Evangelio en una religión dominguera, estamos viendo perderse el deseo de cantar los himnos espirituales en familia, y algo más preocupante, no se desarrolla el culto familiar (abrir la Biblia con los hijos diariamente ) y además no encontramos la forma de asistir a todos los cultos.

Hace un tiempo conversando con un hermano joven, muy inteligente, con dones y grandes posibilidades, me dijo no asisto a reunión de oración, porque ese día me quedo con mi familia, con tristeza escuche el argumento y solo atiné a decirle : ¡ querido hermano, tu familia lo que más necesita es tu ejemplo, no dejando de lado al Señor, sino viéndote actuar con fidelidad al Señor, y asistir a los cultos y aún más estimulando al amor a las buenas obras (Hebreos 10 : 25)

Así que pienso que esta forma de APOSTASÍA " LEVE ", es la mas peligrosa, como Saúl quería ofrecer lo mejor de lo maldito, así muchas veces nosotros estamos aceptando lo mejor de la apostasía, decimos que Dios es todopoderoso, que el señor es suficiente, que la gracia es maravillosa, pero no podemos encontrar tiempo, no dejamos nuestros negocios, no regulamos el trabajo, o no organizamos el estudio para no usar el domingo que es el día del Señor.

¿No es acaso esto apariencia de piedad?, digo por la poca eficacia para la vida, estoy convencido que esta forma de apostasía es muy destructiva, como un cáncer que va minando las fuerzas y destruye los miembros y quita la vida.

¿Como combatimos esta peligrosa realidad de la apostasía que nos rodea ?.

1) Debemos prestar atención a Dios (Deuteronomio 10 : 12)
2) Debemos estudiar y obedecer a fondo la Palabra de Dios.
3) Debemos dar testimonio de la verdad con valentía y sin vacilaciones.
4) Debemos reconocer a los hombres fieles y estimularlos.
5) Debemos pensar que nuestro ejemplo de fidelidad es mas visible y atendible que cualquier cantidad de palabras que podamos decir.-

jueves, 5 de mayo de 2011

LA PALABRA ACTÚA por: Américo Giannelli

Los creyentes somos enormemente bendecidos por Dios. Comenzando por el maravilloso hecho de que tenemos toda bendición espiritual en Cristo Jesús, pasando por las incomparables promesas que alientan nuestra fe, y llegando a las enseñanzas sencillas y profundas a la vez, de su Palabra.

Justamente, el tener este maravilloso libro, la Biblia, es una bendición que no siempre solemos apreciar en su justa medida. ¿Que sería de nosotros sin ella? Es cierto que Dios tiene el poder y la autoridad para transmitirnos el mensaje de la forma que Él lo desee. Sin embargo nos ha dejado la palabra escrita, ya que es la forma mas precisa y universal de transmitir su mensaje. Este hecho lo podemos vislumbrar en la forma en que se ha difundido este sagrado libro. Miles de traducciones, aún en los dialectos menos frecuentes, revisiones y actualizaciones del idioma, infinidad de presentaciones distintas de tal manera que cualquiera pueda acceder a ella. Dios ha obrado un milagro con la difusión de su Palabra, ya que ella ha llegado a lugares insospechados aun por el más entusiasta.

Tener a la Biblia siempre presente, es de gran importancia. Miremos el ejemplo del Señor Jesús, en la hora de su tentación le recuerda a Satanás aquello que "escrito está" (Mt. 4:1-11), como una manera de afirmarse en la verdad. En medio de la controversia con los saduceos, el Señor les reprocha duramente su incredulidad diciéndoles "erráis ignorando las Escrituras y el poder de Dios" (Mt. 22:23-33) junto al recordatorio de aquello que habían leído pero que no creían.

Justamente este es el aspecto que quisiéramos destacar por medio de estas líneas: Nuestra actitud frente a la Palabra de Dios.

Como dijimos, esta generación ha sido bendecida con una extraordinaria difusión de la Palabra de Dios, en muchos hogares cristianos hay por lo menos un ejemplar de la Biblia; la cuestión esencial es como nos acercamos a ella.

Una clave acerca de este tema nos brinda el ejemplo de nuestros hermanos en Tesalónica. Pablo defiende su ministerio entre ellos, habla de su denuedo y esfuerzo, destaca la sinceridad y el amor que lo impulsó a predicar la Palabra y el cariño que tiene por la iglesia, para finalmente destacar la actitud de los tesalonicenses: Recibieron la Palabra creyendo en ella.

Con toda seguridad, allí encontramos la gran diferencia entre los tesalonicenses y los saduceos mencionados en el evangelio de Mateo, los primeros creían a Dios, los segundos no.

La pregunta es ¿por qué no creemos en lo que Dios nos dice en su Palabra?. Tres son los factores concurrentes en este asunto. Podríamos identificarlos con los tres "por qué":

¿Por qué creerle a Dios?. Esta es la pregunta más antigua del mundo. En el Edén, Satanás introdujo en el corazón de Adán y Eva la duda acerca de la veracidad de los dichos de Dios. ¿Con que Dios os ha dicho...? Así comenzó el astuto razonamiento de la serpiente, que desembocó en el pecado de nuestros primeros padres. A lo largo de la historia de la humanidad la pregunta sigue vigente: ¿Por qué creerle a Dios acerca de lo que dicen sobre la creación del mundo? ¿Por qué creerle a Dios lo que dice acerca de las pautas morales para el ser humano? ¿Por qué creerle a Dios cuando nos llama al arrepentimiento y la fe como condición imprescindible para alcanzar la salvación?. Pensamos que este razonamiento demuestra básicamente una crisis de fe, es decir la falta de convicción y certeza en lo que Dios nos dice en la Biblia.

¿Por qué hacerlo de esta manera?. En el Antiguo Testamento encontramos la historia de un rey que pensó que podía hacer las cosas a su manera. El Rey Saúl creyó que las circunstancias lo habilitaban a tomar decisiones extremas, como por ejemplo ofrecer sacrificio, cosa que le estaba prohibido. Saúl desestimó el mandamiento de Dios e hizo como mejor le parecía, cometiendo un pecado que le ocasionó la pérdida de su reinado. Alguien podría preguntar: ¿y cuál es el problema?. El problema es la desobediencia. Dios ha dejado claros y precisos mandamientos que deben ser cumplidos, fundamentalmente por el hecho de que son el mandamiento de un Dios sabio, justo, soberano. Cuando los desobedecemos, estamos afrentando al carácter mismo de Dios. Volviendo al ejemplo de Saúl, en su segunda equivocación, aprendió que "el obedecer es mejor que los sacrificios" (1ª Sam. 15:22), ya que el cumplimiento de las ordenanzas divinas es mayor que cualquier tipo de ritual. Cuando leemos en la Biblia acerca de lo que Dios espera de nosotros y de cómo debemos hacer las cosas, Él espera una sola actitud de nuestra parte: La obediencia.

¿Por qué pasan estas cosas?. Elías es el gran profeta de Israel, ha sido protagonista de un milagro de parte de Dios; asimismo ha quitado de en medio a los sacerdotes paganos que pervertían a la nación de Israel. Dios le ha demostrado su poder de distintas maneras, sin embargo al final de unas jornadas tan intensas como emocionantes, lo vemos a Elías deprimido y angustiado (1ª Rey. 19). El profeta no entiende las cosas, esa extraña mezcla de enojo y depresión dominan su mente, aún la presencia de Dios en Horeb, es una buena oportunidad para que el profeta manifieste su enojo. En circunstancias similares nosotros también nos preguntamos ¿por qué pasan estas cosas? ¿por qué Dios actúa así? ¿por qué los planes de Dios son tan distintos a los míos? ¿por qué demora en contestar?, seguramente nuestros lectores tengan algunos otros "por qué" para agregar. Elías aprendió que Dios tenia planes bien determinados para la nación, que Acab y su esposa ya tenían las horas contadas y que aún había muchos que en medio de circunstancias adversas le habían sido fieles. Una buena manera de enfrentar las dudas, es recordar que nuestro Dios no es un improvisado. Él tiene un "anticipado conocimiento" de todas la cosas, y que sus planes no pueden ser abortados por nadie. El razonamiento de los "por qué" atenta contra una actitud que todo creyente debe mostrar en su vida: Dependencia de Dios.

Está claro que cuando nos acercamos a la Biblia, y nuestra mente está dominada por algunos de estos "por qué", lo único que estamos haciendo es acumular solamente un conocimiento intelectual. Pero cuando la actitud es como la de los tesalonicenses, la Palabra de Dios toma una dimensión totalmente diferente, esa Palabra actúa poderosamente transformando nuestra vida.

Hermanos acerquémonos a las Sagradas Escrituras, reconociendo en ese sagrado libro a la Palabra de Dios, y en un verdadero acto de fe, permitamos que actúe en nosotros.

martes, 3 de mayo de 2011

Miré, y no había hombre (Jeremías 4:25) Por: José M. Zorrilla

La desolación sería tremenda, la expresión se encuentro en un contexto de enorme tristeza de Dios,Vs.19; ante la consecuencia de su juicio contra la nación de Israel y también de judá, se describe a los hombres como, necios insensibles e irresponsables al no haberse arrepentido de su maldad, Ver Jms. 5:4 y 21 a 24.-. Quedaría desbastada la tierra, el pueblo de Dios había fornicado en pos de dioses e imágenes, habían elegido dejar a Dios, Ver 4:22, y como describe también Romanos 1:25 en el Nuevo Testamento.

Eran gente inteligente y capaces para hacer muchas cosas en su propio beneficio y hasta el mal, y como en Romanos eligieron tal vez cosas importantes para ellos pero eran vanidades, Jeremías describe el juicio que viene, con sus consecuencias como tiene todo pecado,y el juicio seguiría hasta que el pueblo se volviera de su pecado y escuchara a Dios.

También es aplicable a la destrucción del mundo al final de los tiempos, las características serán muy similares, desolación, pestes,destrucción señales en los cielos, oscuridad y también en las mentes de los hombres.
Dios les dice en Jms. 5:1: Recorred las calles de Jerusalén, mirad ahora e informaos; buscad en sus plazas,( haced una evaluación por vosotros mismos), ved si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y YO la perdonaré.

Igualmente la vida cristiana, nuestra nueva manera de vivir debe ser piadosa, debe tener una conducta de bondad y responsabilidad la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, de tal modo que sea un compromiso, el tener una conducta de excelencia, mucho más allá que evitar el pecado, ya que hemos sido equipados para mucho más, podemos buscar tener éxito en el trabajo, la vida social, la familia, los negocios.

Pero todo será vanidad si no cumplimos la misión que nos mandó el señor.

El mundo será despertado de su sueño de muerte, por el mensaje, es cierto sólo el Evangelio tiene el poder de Cristo Resucitado, pero debe ser transmitido con la autoridad , denuedo y responsabilidad : 2ª Pedro 3:9.-

Otra expresión que demuestra la falta de compromiso y desinterés espiritual, exactamente como en nuestros tiempos, se encuentra en Ezequiel 22:30: "...y busqué entre ellos HOMBRE que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, en favor de la tierra, para que yo no la destruyese; Y NO LO HALLÉ.-

El vallado que se menciona no es un tapial de ladrillos y cemento, sino de gente santa, fiel a Dios, que se unen (unánimes),que se oponen al mal, que oran, claman y hacen correr la Palabra de Dios, para que marque las pautas de una restauración verdadera, de vidas.

Una restauración verdadera es un cambio de vida, un volverse de corazón a Dios, la característica de hoy día es que muchos tienen a Dios para todas las cosas externas, pero Jesucristo no es Señor en sus corazones.
Miré, y no había hombre. Ahora bien todos los cristianos descansamos y nos gozamos en aquel día del juicio inminente contra el pecado, el juez dice:

¡He aquí el hombre!. Y Jesús había salido llevando la corona de espinas y el manto de púrpura; San Juan 19:5.

El Santo que nunca había pecado, ¡ ESTABA ALLÍ !. Ante el compromiso voluntario de cargar con nuestros pecados, asumiendo mi responsabilidad voluntariamente, y así pudo quitar de en medio el pecado, Y yo fui salvado por el amor de EL. Pregunta: ¿ Alguno será salvado por mi amor hacía EL?, solo tenemos que transmitirle el mensaje de salvación, presentarle al Señor vencedor y resucitado.-

Es nuestro compromiso de amor,debemos ser lo suficientemente valientes para reconocer que no hemos hecho o estamos haciendo lo que debemos con toda responsabilidad, debemos tener la inteligencia de saber que nos pidió el Señor,y debemos tener toda la fortaleza para corregir nuestras vidas a una mayor dedicación.-

De no hacerlo ; ¿ como se detendrá la inundación de maldad y perversidad que se avecina, que no sólo arrastrará a otros, están también nuestros hijos,nuestro próximo, hombres y mujeres necesitados de Cristo.-
2ª Tesalonicenses 3:1-2: " Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, (unos por otros los que tenemos que predicar y testificar), para que la Palabra corra y sea glorificada, así como lo fue entre nosotros, y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe".

La falta de fe verdadera produce hombres perversos y malos.-

Proverbios 12:27 b: Pero haber precioso del hombre es la diligencia. Y ésta requiere responsabilidad para que lleguemos aun compromiso real con Cristo y sirvamos a los hombres con amor.-

viernes, 29 de abril de 2011

NUESTRO PROPIO SACRIFICIO por: Américo Giannelli

El sacerdocio es el más antiguo de los oficios sagrados de Israel. Podemos observarlo en el ejemplo de Noé una vez concluido el juicio de Dios sobre el mundo por medio del diluvio, allí construyó un altar y ofreció un holocausto a Dios. De esta manera el anciano patriarca entablaba una comunicación con la deidad, por medio de un sacrificio en el cual "el Señor percibió el grato aroma" (Gen. 8:20, 21-NVI)

En las Escrituras hallamos que básicamente el sacerdote es aquel que conduce a su familia o al pueblo a Dios, y como dicen algunos comentaristas bíblicos, representa a Dios delante de su familia o pueblo.

A partir de Moisés, con la elección de la familia de Aarón (leer Ex. 28), el sacerdocio dejó de ser privativo del jefe de familia, y pasó a ser desarrollado por personas encargadas expresamente. De la forma en que ellos se conducían, dependían las relaciones entre Israel y Dios. Era el sacerdote quien anunciaba la palabra de Dios y daba garantías de la correcta realización de los actos litúrgicos ordenados en la ley de Moisés.

Ahora bien, en el Nuevo Testamento, con la venida de Cristo a la tierra, nos encontramos con un cambio sustancial. El Señor por medio de su sacrificio perfecto, ha perfeccionado a los creyentes (Heb. 10:14) por lo cual hay absoluta libertad para acceder a la presencia Dios (Heb 10:19-25). El Señor al formar un verdadero "reino de sacerdotes", ha dado a los cristianos un enorme privilegio, el ser sacerdotes, no para ofrecer sacrificios en un altar, ya que la perfección del realizado por Cristo, hace inútil e innecesaria cualquier otra ofrenda, sino el ofrecer "sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo" (1ª Ped. 2:5)

Justamente de este tipo de sacrificios deseamos referirnos en esta oportunidad, es decir el acto por el cual ofrendamos a Dios aquello que Él demanda del cristiano. Observando el Nuevo Testamento, vislumbramos cinco sacrificios espirituales a saber: La entrega personal (Rom. 12:1), la fe como sacrificio (Fil. 2:17), la ofrenda (Fil. 4:18), la alabanza (Heb. 13:15) y la ayuda mutua (Heb. 13:16).

Al mirarlos detenidamente, descubrimos que cada uno de ellos, abarca distintas facetas de nuestra vida en relación con Dios: La consagración, la fe, la mayordomía, la devoción y la conducta de amor al semejante, nos hace recordar los dos grandes mandamientos: " ...Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos" (Mr. 12:29-31).

Nos da la impresión que los cinco sacrificios que se enumeran en la Palabra de Dios, están vigentes en plena igualdad, a nuestro leal saber y entender consideramos que todos ellos son una demanda de Dios a los cristianos.

No obstante parece que vivimos el tiempo de un solo sacrificio. Tal vez, porque éste sea el más atractivo, emotivo y cautivante. Nos referimos al "sacrificio de alabanza". Últimamente, los encuentros más extensos, las convocatorias más grandes, los seminarios más concurridos, los ministerios más requeridos, están relacionados con la alabanza. Quien escribe estas líneas, no tiene ninguna duda que nuestro "Dios es digno suprema alabanza" (Sal.145:3) y que su pueblo debe "cantar la gloria de su Nombre" (Sal. 66:2). Sin embargo notamos un claro contraste: mucho énfasis en la alabanza y poco entusiasmo por los otros sacrificios espirituales, que según nos indica claramente las Escrituras, agradan a Dios.

Es importante recordar que Dios por una parte demanda obediencia total de parte de sus hijos (1ª Samuel 15:22); y por otra, nos hace saber claramente que Él no comparte su señorío (Mt. 6:24).

Teniendo claro este concepto arribamos a la siguiente conclusión: Dios quiere de su pueblo una entrega total, un sacrificio. No nos referimos a sufrimientos o penitencias, sino a la ofrenda que el Señor espera de nosotros y que no es otra cosa que nuestra propia vida.

Es decir que, como sacerdotes los creyentes tenemos la libertad y el privilegio de acercarnos a Dios, con una ofrenda, no para la salvación, sino como una expresión de entrega, adoración y servicio. No sería correcto ocuparnos de un solo aspecto, Dios quiere una consagración total.

En Romanos 12:1, Pablo hace un llamado, un ruego a la entrega de nuestra vida al Señor. Describe esto como un "culto racional". Como se ha dicho en otras oportunidades, las demandas de Dios no son un salto al vacío, sino el ejercicio de nuestra inteligencia que nos permite analizar las "misericordias de Dios", es decir, las características inherentes a su persona y las obras que Él realiza. Haciendo este ejercicio en nuestra mente y corazón, analizando su amor, su santidad, su justicia, su poder, llegamos a la conclusión que los sacrificios espirituales que Él demanda, son ínfimos a la par de la excelencia de su persona.

Quisiéramos destacar uno de los sacrificios espirituales que espera de su pueblo: El hacer el bien y la ayuda mutua (Heb.13:16). Notamos que los otros cuatro sacrificios espirituales se refieren a lo que ofrendamos directamente a Dios. Podemos ver que una ofrenda que también es agradable y aceptada en la presencia del Señor, es aquello que llevamos a cabo cuando hacemos el bien y nos prodigamos ayuda. Es notable el amor de Dios en este hecho, ya que demuestra su cuidado y atención de su pueblo. Servimos a Dios haciendo el bien y ayudando al hermano, acumulamos una ofrenda en nuestras manos cuando somos serviciales con aquellos que nos rodean. Este es un sacrificio que agrada a Dios, y es de bendición a los creyentes.

Finalmente al hablar de los sacrificios, encontramos que Dios ha consumado la ofrenda más grande e irrepetible, su Hijo amado, es la ofrenda perfecta para la salvación, ahora espera nuestra ofrenda, nuestra vida puesta ante su altar: Nuestro propio sacrificio.

lunes, 25 de abril de 2011

Transmitiendo la fe a nuestros hijos. Por: Azucena G. de Foyth

Este es un hermoso tema que muchas veces ha sido el centro de nuestras conversaciones, el eje de estudios bíblicos, reuniones para matrimonios y el contenido de variados libros. Pero a pesar de esto, no hay una formula, ni estrategia a seguir, que al aplicarlas nos garanticen el éxito de esta tarea: "hacer de nuestros hijos verdaderos hombres y mujeres de fe".

Ante esta situación, tenemos un gran aliciente: "Dios ha pensado en los padres y nos ha dejado mandamientos, armas y guías, para cumplir esta difícil misión.

Desde la antigüedad, Dios le enseñaba a Israel la importancia de la transmisión de padres a hijos. Dice Deut. 6:6, 7 "y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón, y las repetirás a tus hijos, y hablaras de ellas estando en casa y andando por el camino y al acostarte y cuando te levantes". Los israelitas debían contar a sus hijos los milagros que Dios había hecho por ellos para sacarlos de la esclavitud de Egipto y cómo maravillosamente los había introducido en la tierra que les había prometido a sus padres..

Por lo tanto, la transmisión a las generaciones venideras, es más que una costumbre cultural, ES UN MANDATO DE Dios.

Nuestros hijos esperan y necesitan que les contemos que hoy Dios sigue liberando de la esclavitud, que sus vidas tienen rumbo y que esa salvación tiene nombre: Jesús.

Es importante aclarar que no podemos transmitir lo que no hemos vivido primero. Algunas veces, vemos padres que quieren ver a sus hijos en los caminos de Dios, porque les parecen bueno y aún más, sostienen que es lo mejor. Pero ellos están allí, como una visita dominical a nuestras iglesias, sin decidirse por Cristo y menos aún recibiéndole como el Señor de sus vidas.

Todos, mayores y niños, necesitamos tener un encuentro personal con Jesús, en el cual reconociendo nuestro pecado y creyendo en Él, le aceptamos como Salvador y Señor.

La salvación se recibe por un "acto de fe", es el momento que nos decidimos por Jesús. Si bien, estos son los conceptos indispensables que nuestros hijos deben saber, la salvación no se hereda. Podemos contarle nuestra propia experiencia de fe y de vida cristiana, pero apropiarse de la salvación que es en Cristo será una decisión personal e individual.

Muchas veces nos preguntamos cuándo es el momento para iniciar a nuestros hijos en esta fe. Prov. 22:6 dice: "instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo no se apartará de él".

Carl K. Spackman en su libro "Transmitiendo la fe a nuestros hijos" escribe conceptos muy interesantes acerca de este versículo tales como:

Instruye: Proviene de la raíz hebrea que significa "poner en la boca", describe la acción de la madre de poner miel en el paladar del recién nacido para estimularlo a succionar del pecho materno.
En su camino: Literalmente quiere decir "de acuerdo a su camino"
Viejo: Literalmente significa "pelo en la barba", o sea un joven ya mayor.

Por lo tanto podemos ver claramente, que para Dios la instrucción se debe dar desde bebé y más aún, algunos piensan que debe ser desde el vientre materno, cuando leemos la Biblia, cantamos y alabamos a Dios.

La fe a nuestros hijos no se transmite solamente cuando hablamos de temas espirituales, la fe se respira en el ambiente familiar, en el trato diario, en la forma de encarar las dificultades y aún la manera de gozarnos en los triunfos. La imagen que tengan los niños de sus padres, será la base para formar la imagen de Dios.

Cada hijo es particular y diferente. Dios tiene preparado para cada uno de ellos un camino especial, por lo tanto no podemos tratarlos como si fueran moldes iguales, a los que se debe llenar de instrucción para que luego salgan idénticos. Por el contrario cada uno tiene una forma distinta.

La transmisión de esa fe, debe ser de una calidad tal, que cuando ellos lleguen a mayores, tengan todos los recursos y todas la base firme para resistir las asechanzas del enemigo y elegir EL CAMINO de verdadero valor. Así se lo recuerda Pablo a Timoteo donde le recalca la importancia de persistir en aquello que había aprendido en la niñez, ya que esto lo iba a hacer sabio para la salvación y enteramente preparado para toda buena obra (2ª Tim. 3:14-17).

Pero aún así, hay riesgos. Nuestras imperfecciones, nuestros errores, tal vez involuntarios, las tormentas de la vida, producen brechas en la vida de nuestros amados hijos, por donde Satanás puede introducirse para matar y destruir. Frente a esto resuenan en mi mente y corazón las palabras de Judas 25 " ... y Aquel que es poderoso para guardaros sin caída y persentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría ..." ¡Alabado sea nuestro querido Dios por que tiene el control y todo el poder es suyo! "Él puede guardarlos".

Algo más podemos hacer por nuestros hijos, su alcance es inigualable, 1ª Sam. 12:23 dice: "Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová, cesando de rogar por vosotros...".

La tarea del sacerdocio e intercesión no tiene fin, ponerlos en las manos de Dios cada día es nuestro gran privilegio. ¿Existirá un mejor lugar que la presencia de Dios para encomendarlos y dejarlos allí bajo su cuidado?.

El salmista refiriéndose a la Ley, los proverbios y las maravillas de Dios dice: "no las encubriremos a sus hijos contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová y su potencia y las maravillas que hizo" Salmo 78:4.

Este es el desafío. El tiempo es AHORA

sábado, 23 de abril de 2011

¿Quién entregó a Jesús a la muerte de Cruz?

Para contestar esta pregunta, podemos considerar a tres individuos: Pilato, Caifás y Judas; a ellos se les atribuye la principal culpabilidad por la crucifixión de Jesús. Recordamos que Jesús había predicho que sería "entregado en manos de hombres" o "entregado para ser crucificado", y los evangelistas relatan la historia de manera tal que se vea que su predicción se cumplió. Primero, Judas lo “entregó” a los
sacerdotes (por codicia), luego, los sacerdotes lo “entregaron” a Pilato (por envidia), a su vez Pilato lo “entregó” a los soldados (por cobardía), y ellos finalmente lo crucificaron.
Nuestra reacción instintiva ante esta perversidad acumulada consiste en hacer eco a la sorprendida pregunta de Pilato, cuando la multitud clamaba pidiendo su sangre: "Pues ¿qué mal ha hecho?" (Mateo 27:23). Pero Pilato no recibió ninguna respuesta coherente. El gentío histérico no hizo sino gritar con tanta mayor fuerza: "¡Sea crucificado!"
Generalmente buscamos excusas para ellos, porque nos vemos a nosotros mismos en ellos y nos agradaría poder excusarnos. Por cierto que había ciertas circunstancias mitigadoras. Por ejemplo, Jesús mismo expresó al orar pidiendo perdón para los soldados que lo estaban crucificando: "no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). De modo semejante, Pedro le dijo a una multitud judía en Jerusalén, "sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes" (Hechos 3:17). Pablo agregó que, si "los príncipes de este siglo" hubiesen entendido, "nunca habrían crucificado al Señor de gloria". (1ª Corintios 2:6-8)
Con todo, sabían lo suficiente como para ser culpables, para reconocer su culpa y para ser condenados por sus acciones. ¿Acaso no hacían alarde de plena responsabilidad cuando exclamaron: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos"? (Mateo 27:25)
Pedro habló claramente el día de Pentecostés: "Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo." Sus oyentes, sin negar de su culpa, "se compungieron de corazón" y preguntaron cómo podían hacer reparación (Hechos 2:36-37).
Más tarde Pablo usó un lenguaje similar al escribir a los tesalonicenses acerca de la oposición de los judíos al evangelio: "Mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron” (1ªTesalonicenses 2:14-16). El juicio de Dios caería sobre ellos porque estaban tratando de impedir que los gentiles recibiesen la salvación.
Ahora bien, nosotros mismos también somos culpables. Si nosotros hubiésemos estado en el lugar de ellos, hubiéramos hecho lo que hicieron ellos. Más aun, lo hemos hecho. Porque toda vez que nos alejamos de Cristo, lo estamos "crucificando de nuevo... al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio" (Hebreos 6:6). Nosotros también “entregamos” a Jesús a causa de nuestra codicia igual que Judas, a causa de nuestra envidia igual que los sacerdotes, a causa de nuestra ambición igual que Pilato.
"¿Estabas tú allí cuando crucificaron a mi Señor?" pregunta un antiguo negro espiritual. Y tenemos que contestar: “Sí, nosotros estuvimos allí”. No como espectadores solamente sino como participantes, como participantes culpables, complotando con los demás, tramando, traicionando, regateando, y entregándolopara ser crucificado. Podemos intentar lavarnos las manos de la responsabilidad como hizo Pilato. Pero nuestro intento resultará tan inútil como lo fue el de él. Porque tenemos ensangrentadas las manos. Sólo la persona que está dispuesta a reconocer su parte en la culpa de la cruz, puede ser partícipe de la gracia que ella proporciona.
La respuesta que hasta ahora hemos dado a la pregunta sobre el por qué de la muerte de Cristo, ha procurado reflejar la forma en que los escritores de los Evangelios hacen sus relatos. Ellos señalan la cadena de responsabilidad: de Judas a los sacerdotes, de los sacerdotes a Pilato, de Pilato a los soldados.
Al menos insinúan el hecho de que la codicia, la envidia y el temor que promovieron su comportamiento también promueve el nuestro.
Con todo, allí no acaba el relato que hacen los evangelistas, si bien Jesús enfrentó la muerte debido a los pecados de la humanidad, no murió como mártir. Por el contrario, fue a la cruz voluntariamente, incluso deliberadamente.
Desde el comienzo de su ministerio público se consagró a este destino. En su bautismo se identificó con los pecadores, como haría luego plenamente en la cruz. Cuando fue tentado rechazó la posibilidad de desviarse del camino de la cruz.
Repetidamente predijo su pasión y su muerte, y resueltamente orientó sus pasos hacia Jerusalén con el propósito de morir allí. Constantemente expresaba “me es necesario” en relación con su muerte. Pero no se trataba de alguna compulsión externa, sino su
propia decisión interna de cumplir lo que se había escrito acerca de él. "El buen pastor su vida da por las ovejas” decía. Y hablando en forma directa: "Pongo mi vida... Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo" (Juan 10:11, 17-18).
Por lo demás, cuando los apóstoles se ocuparon en sus cartas del carácter voluntario de la muerte de Jesús, varias veces usaron el mismo verbo que usaron los evangelistas
para referirse al hecho de que fue “entregado” a muerte por otros. Así, Pablo pudo escribir que" [el Hijo de Dios]... me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). Es posible que haya sido eco consciente de Isaías 53:12, que dice que "derramó su vida hasta la muerte". Pablo se valió del mismo verbo para referirse a la entrega del Padre que estaba por detrás de la entrega voluntaria que de sí mismo
hizo el Hijo: "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" (Romanos 8:32)
Es esencial que mantengamos unidas estas dos formas complementarias de ver la cruz. En el nivel humano, Judas lo entregó a los sacerdotes, quienes lo entregaron a Pilato, quien a su vez lo entregó a los soldados, quienes lo crucificaron. Pero en el nivel divino, fue el Padre quien lo entregó, y Jesús se entregó a sí mismo para morir por nosotros.
Al contemplar la cruz, entonces, podemos decirnos a nosotros mismos: “Yo lo hice, mis pecados lo llevaron a la cruz” y a la vez: "Lo hizo él, su amor lo llevó allí". El apóstol Pedro unió ambos conceptos en su notable declaración en el día de Pentecostés, cuando dijo que "a este, entregado [a vosotros] por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios" es aquel al cual "[vosotros] prendisteis y
matasteis por manos de inicuos, crucificándole” Así, Pedro atribuyó la muerte de Jesús simultáneamente al plan amoroso de Dios y a la maldad de los hombres.
(Hechos 2:23)Antes de que podamos ver la cruz como algo que fue hecho para nosotros
(conduciéndonos hacia la fe y la adoración), tenemos que verla como algo hecho por
nosotros (para llevarnos al arrepentimiento).
(Adaptado del libro “La Cruz de Cristo” John R.W. Sttot)

miércoles, 20 de abril de 2011

“LOS DOS PILARES DEL GOZO” por: Américo Giannelli

¿Qué es lo que sucede en el corazón del creyente, que en medio de las dificultades puede elevar una canción a Dios? ¿Cuál es la razón para ese gozo espiritual que marca una diferencia con el resto del mun-do?.

Sería injusto pensar en el gozo del creyente como algo inexplicable, o irracional. Es cierto que el gozo es parte del fruto del Espíritu Santo, por lo tanto es algo sobrenatural; sin embargo esto no quiere decir que no tenga explicación. En la Biblia encontramos una serie de razones para el gozo, que al anali-zarlas, nos permite descubrir en primer lugar lo que no es el gozo del cristiano.

Lo que no es el gozo

En el mundo en que vivimos, existe la sensación de que la alegría está íntimamente ligada al éxito personal. Si las cosas nos van bien estamos exultantes, si todo nos es adverso, entonces somos presa de la depresión. Será por eso que en estos tiempos de recesión y crisis en todos los órdenes de la vida, mu-chas personas se sienten abatidas, preocupadas y sobrellevando inclusive los trastornos que esta situación produce en la salud. Tener una visión del gozo con estas características genera en el corazón de las per-sonas, incertidumbre y ansiedad, que por supuesto no conduce a la verdadera felicidad.

Por otra parte, están aquello que piensan que uno debe ser optimista sea como sea. No importa si las cosas nos son desfavorables, debemos siempre mirar el futuro con optimismo, como si esta actitud fue-se la determinante de la felicidad. Si bien hay personas que han hecho de esta postura un culto de vida, y respetamos su pensamiento, no podemos dejar de observar que las cosas no cambian simplemente porque nosotros las miremos de otra manera.

También existe una variante en esta forma de pensamiento, y es que a la felicidad hay que buscar-la, ignorando todo aquello que nos rodea; por eso podemos ver a muchos jóvenes tratando de disfrutar el momento, ya que ellos creen que allí está el verdadero gozo; aunque el final es por todos conocido.

Pensando en el gozo cristiano, observamos que hay creyentes que lo entienden de acuerdo a los parámetros que hemos mencionado. Para algunos, si hay bendición en la vida hay gozo; para otros el cris-tiano es un optimista irremediable, o finalmente para otros el creyente debe sonreír sin importar la circuns-tancias. Analizando detenidamente el tema, encontramos que el gozo es muy diferente a lo que el mundo piensa, por lo menos hallamos dos factores importantes a tener en cuenta.

El gozo y la esperanza

Las circunstancias no son halagüeñas para Pablo y Silas, sin embargo luego de ser azotados cruelmente y encarcelados injustamente, oran y cantan himnos a Dios en señal de confianza y gozo espiri-tual (Hechos 16:25), ¿es que tienen un ataque de optimismo, o han tomado la decisión de ser felices cues-te lo que cueste?. Creemos que no, lo que sucede es algo bien diferente: ambos tienen su esperanza pues-ta en Dios.

Mirando en la Biblia hallamos el artífice fundamental del gozo del cristiano: El Señor Jesús (Fil. 3:1 / 4:4). Además encontramos que el gozo es completo en la presencia de Dios (Sal. 16:11), y que su Palabra es motivo de felicidad para el creyente (Sal. 119:111). Servir a nuestro Dios es una tarea que lejos de ago-tarnos, conduce al gozo espiritual (Hechos 13:52) y nos damos cuenta que es posible en medio de la prue-ba vivir una vida de gozo (2ª Cor. 6:4-10). Justamente allí es cuando descubrimos que la esperanza juega un papel fundamental. Es fácil cantar cuando la paz y la seguridad reinan, pero experimentar gozo en la adversidad es muy distinto.

Quisiéramos observar dos ejemplos. En 1ª Tesalonicenses 4:13-18 Pablo habla acerca de la venida del Señor, recomendando a los creyentes a no entristecerse como "los otros que no tienen esperanza", dando a entender que el creyente no está llamado a sonreír permanentemente, sí a tener una visión clara del futuro, y a ejercitarse en la esperanza. Aquí encontramos una gran diferencia, el creyente tiene un gozo espiritual, un estado del alma que evidencia el carácter cristiano, que no está sujeto a los vaivenes de la vida, sino por el contrario se apoya en la esperanza de la gloria de Dios.

En segundo lugar consideramos Santiago 1:2-6: el apóstol nos exhorta a tener "sumo gozo" cuando nos hallemos en diversas pruebas, no porque el cristiano es una persona que halla satisfacción en el do-lor, sino por el contrario es aquel que soporta la prueba porque mirando hacia adelante conoce que el obje-tivo del Señor es el crecimiento, la madurez plena. En el mismo sentido, Pedro en su primera carta refi-riéndose a las pruebas a la que nuestra fe está sometida, nos llama a mirar el día glorioso de la manifesta-ción de Jesucristo, es decir una vez más la esperanza desarrolla su rol, no para un optimismo basado en la buena voluntad, sino en la certidumbre fundada en las promesas de Dios. Pablo dice a los romanos "la esperanza no avergüenza", y ¡cómo habría de hacerlo!, si en realidad es el motor del gozo en nuestros corazones.

El gozo y el perdón

También se dice en el mundo, que las personas pueden ser felices, no importa lo que se haga; si uno encuentra placer, es suficiente para hacer un análisis de la conducta. Sin embargo volviendo a las Sagradas Escrituras podemos ver que la idea de Dios es muy distinta: aquel que pecando encubre su falta, no puede hallar prosperidad (Prov. 28:13).

Consideremos a David luego que su pecado fuera descubierto por el profeta Natán. En el Salmo 32:3,4 declara el dolor interior producto de su iniquidad, mientras que en el Salmo 51:12 hay un clamor que se levanta hacia el cielo: "vuélveme el gozo de tu salvación". Es claro que en una conducta de pecado, podrá existir alguna felicidad pasajera, un espejismo propio de las artimañas de Satanás, pero tengamos por seguro que de ninguna manera habrá gozo espiritual.

¿Cuándo regresa el gozo espiritual al corazón del creyente que ha pecado?. Sólo cuando el peca-do ha sido juzgado y perdonado, por eso el salmista dice claramente: "Bienaventurado (dichoso) aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado" (Sal. 32:1). Los creyentes sabemos que si "confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda mal-dad" (1ª Jn. 1:9)

El mandato de Dios para los cristianos

En la serie de recomendaciones finales en 1ª Tesalonicenses 5:16, el apóstol Pablo manda a los creyentes a estar siempre gozosos, animándolos a vivir una vida de regocijo espiritual. Podríamos decir que este mandamiento bíblico es inaplicable en nuestras vidas, teniendo en mente las tantas dificultades y presiones que vivimos en estos días.

Por lo que ya hemos expuesto, descubrimos que la recomendación apostólica no es irrealizable, todo lo contrario; Dios nos da el gozo en nuestros corazones por medio de la obra del Espíritu, nos ha de-jado maravillosas y seguras promesas que son el fundamento de nuestra esperanza, y en su misericordia jamás desprecia a quien arrepentido confiesa su pecado y se aparta. Una vez más nuestro Padre celestial provee de todo aquello que nos es necesario para alcanzar una vida triunfante y feliz.

Concluimos con esta reflexión: Todo está al alcance de nuestras manos, ¡tomémoslo por fe y viva-mos una vida de gozo en el Señor!

jueves, 14 de abril de 2011

ÉTICA CRISTIANA por: Juan García

En un sentido general ética se describe en el diccionario Salvat como "Investigación filosófica de la conducta, desde el punto de vista de los juicios de aprobación o desaprobación, de lo bueno/malo, correcto/incorrecto, valioso/reprobable". En el uso popular se aplica a aquello que se estima digno, honroso, moral, recto, decoroso.

Cada cultura tiene su propia ética siempre fuertemente influenciada por su tradición, por los líderes que realmente gravitan en el pensamiento y criterio del pueblo.

Las Sagradas Escrituras no son un tratado de ética pero, como no podría ser de otra manera, la incluye porque afecta al ser humano integralmente comenzando con su mundo interior y proyectándose a todas sus acciones y palabras.

El cristiano tiene así por gracia la Revelación divina y allí encuentra lo que "según Dios" es bueno que el hombre creyente debe asimilar obedeciéndolo, y lo malo de lo cual debe abstenerse.

Hay en la Biblia no pocas secciones que hacen un fuerte énfasis en lo que Dios quiere que sea la conducta del que cree en Él, por ejemplo el libro de Proverbios, el Sermón del Monte, etc., escrituras estas que ha sido cuidadosamente analizadas aun por personas pensantes no precisamente "de la fe" pero que tuvieron en gran aprecio sus enseñanzas.

En la epístola a los Romanos encontramos en los primeros once capítulos un admirable documento de doctrina básica cristiana. Desde el capitulo 12 en adelante con frases cortas y precisas que pueden resultarnos algo lacónicas el inspirado apóstol Pablo nos va presentando un esquema para una vida cristiana auténtica que honra a Dios y es de inapreciable bendición para el mismo creyente, para sus hermanos en Cristo como también para aquellos que todavía no lo son.

En el versículo 9 dice: "El amor sea sin fingimiento". El amor es una virtud cardinal por excelencia. Toda ética cristiana se basa en el amor o es ética no cristiana. En el capitulo trece de 1ª Corintios se afirma que la carencia del amor hace que la persona nada sea y todo el bien que pueda hacer sin amor "de nada me sirve", no me resulta de bendición o fruto alguno. "...sin fingimiento...", sin hipocresía. Es difícil pensar en algo tan desagradable como la apariencia de un amor que no es auténtico.

"Aborreced lo malo, seguid lo bueno". En un mismo versículo vemos el amar y el aborrecer, y hay plena coherencia en el pensamiento expresado, porque el amor, amor (Rom. 5:5) es santo y por ser santo rechaza con todas sus fuerzas lo "no santo". Se ha dicho que puede darse el caso de un creyente que no hace "lo malo" por temor a sus consecuencias, por miedo a ser descubierto, por aquella ley universal de que se cosecha lo que se siembra. Pero aquí el inspirado apóstol Pablo dice imperativamente "aborreced lo malo", detestad enérgicamente lo malo porque es malo, porque hace mal al otro y al mismo mal-hechor. Dicho de otra manera: alguien puede amar lo malo pero no lo practica por prudente autodefensa. Aquí la Escritura es drástica, y usa un vocablo muy duro: "aborreced"; se siente hacia él profunda aversión por su categoría de malo; porque el pecado nunca se convierte en santo.

"Seguid lo bueno". Aunque sea redundante conviene tener presente que "lo malo" es lo opuesto a "lo bueno"; uno se niega rotundamente a "lo malo". Pero un hijo de Dios no se distingue por sostener solo un gran NO en su vida. Hay un gran SI: "Seguid lo bueno". Decididamente dedica su vida a "... buenas obras, las cuales Dios preparó de ante mano para que anduviésemos en ellas" (Ef. 2:10). Con gran decisión se adhiere a "lo bueno".

"...en cuanto a honra prefiriéndoos los unos a los otros". Esta gran frase es paralela a la de Filipenses 2:3: "... antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo". Está en la esencia de la ética cristiana buscar la honra para el hermano antes que para uno mismo. Podría objetarse que esto también puede fingirse; pero en ese caso no solo no se interpretaría correctamente el versículo que habla de "preferir" al hermano, es decir, ocurre en uno antes de expresarse, sino que no debe olvidarse que fingiendo podemos engañar al hermano pero jamás al Espíritu Santo que inspiró estas palabras.

"En lo que requiere diligencia, no perezosos". En las Escrituras se hace fuerte énfasis en la necesidad de que el cristiano sea diligente, debe tener "sentido de responsabilidad". Nótese que dice "En lo que requiere diligencia..."; hay cosas, circunstancias que requieren "diligencia", actividad, rapidez, atención, aplicación. También se encuentra en La Palabra advertencias contra la pereza, la desidia (Prov. 19:15 / 10:26)

"...fervientes en espíritu". Apolos era de "espíritu fervoroso", la iglesia en Laodicea era "tibia". Fervientes en espíritu es tener un espíritu ardiente; lo opuesto a lo apático, indiferente, abúlico; incluso a veces se oye decir de alguien lo que dista de ser un elogio: "esta persona no tiene espíritu", no corresponde para nada con la ética cristiana. "...sirviendo al Señor". Pensamos que se puede borrar la coma y leer: "...fervientes en espíritu sirviendo al Señor". Si es Señor debe ser obedecido y servido, y eso con todo fervor.

En el resto de Romanos 12 se destacan las características internas del cristiano que se van manifestando según las circunstancias que le toca vivir tanto en relación consigo mismo como con sus hermanos en Cristo y también con "los de afuera". En el capítulo 13 se refiere a la ética cristiana con relación al Estado, respetando sus deberes y privilegios civiles.

La "cultura cristiana" tiene su propia ética que se ajusta a la Palabra de Dios; por eso mismo es inigualable

¡Que el Señor nos ayude por su Santo Espíritu a ajustar a ella nuestro diario vivir!

lunes, 11 de abril de 2011

"LA MUJER Y SU TRABAJO FUERA DEL HOGAR" por: Elisabet Aparicio de Di Benedetto

Para aquellas que leemos asiduamente la Biblia, surge espontáneamente el ejemplo de "la mujer virtuosa" de Proverbios 31 cada vez que se habla del rol de la mujer y sus actividades.

Ella describe a la mujer ideal, por eso miramos anhelando realizar todo lo que ella hace. En la sociedad actual la mujer ha conquistado nuevos espacios en el ámbito laboral, dado que le fue imperativo salir para colaborar con las necesidades del hogar.

El libro de Proverbios comienza con un mandamiento: "el temor a Jehová" y termina con la descripción de una mujer que lleva a cabo ese mandamiento.

Opuesto a la idea errónea de ser retraída, servil y completamente casera, encontramos una mujer con carácter firme, gran sabiduría, muchas habilidades, gran compasión y excelente esposa y madre.

¿Cómo vamos a mirarla? Sin duda debemos mirarla como una inspiración para ser todo lo que nosotras podamos ser.

No podemos ser igual a ella, pero podemos aprender de su laboriosidad, integridad e ingenio. Su fortaleza y dignidad son el resultado del temor a Dios. Su atractivo proviene totalmente de su carácter, no de su apariencia física (nunca se menciona esta descripción).

La mujer que teme a Dios es una mujer virtuosa. Ahora pregunto: ¿Es virtuosa porque realiza muchas actividades? ¡No! Sencillamente sus trabajos le sirven para mostrar el temor a Dios y bendecir a su familia.

Entonces ¿Cuál debe ser tu actitud frente al trabajo?

Nuestra consideración empieza con su origen. Dios es el que lo ha inventado. En primer lugar Dios trabaja, como afirmó Jesús: "Mi Padre hasta ahora trabaja y yo trabajo" (Jn. 5:17). Es un Dios activo. Creó al hombre y a la mujer intrínsecamente trabajadores, les dio las instrucciones de su tarea como parte de su bendición: llenar la tierra, sojuzgarla y señorear (Gn. 1:28). En ese momento se convirtieron en colaboradores de Dios, "trabajadores con y para Él", una posición que continuará en la eternidad (Ap. 22:3)

Lo que apareció en escena después de la caída fueron las complicaciones y el dolor que encontramos en el trabajo (Gn. 3:17-19). Aún sobre las consecuencias de la desobediencia el trabajo lícito es algo positivo en nuestras vidas. Proverbios 14:23 nos dice que lleva fruto por su misma naturaleza, beneficiándonos de las siguientes maneras:

• Provee para las necesidades físicas y las de la familia.
• Provee recursos para que podamos ofrendar
• Mantiene la mente y las manos ocupadas, limitando así las horas muertas que tienden hacia el vicio y el pecado (y el aburrimiento).
• Desarrolla el carácter, se tiene la oportunidad de aprender responsabilidad, gratitud, obediencia, atención, diligencia, justicia, sacrificio.
• Desarrolla las capacidades mentales, físicas y los talentos.
• Prepara para tareas más amplias o difíciles que Dios tiene para nosotras.
• Acerca a Dios al ver que el trabajo en sí no llena, que necesitamos sus fuerzas ante retos específicos, que Él finalmente es quien provee para las necesidades
• Suple un medio para aportar a la sociedad y servir a otros.
• Abre la esfera de influencia y testimonio.

Entender tanto el origen del trabajo como sus propósitos y beneficios es el primer paso hacia una actitud cristiana. Tu trabajo tiene propósito, porque como cristiana has regresado al diseño original de Dios, que seas colaboradora suya.

Cuando decimos que el trabajo ya no es algo vacío, es porque el trabajo con Dios no se limita tan solo a ministerios de la iglesia. Este segundo concepto surge de una categorización de la vida en "secular" y "sagrado". Bajo el concepto de colaboradora de Dios (Col. 3:23, 24) nuestra actitud cambia radicalmente dado que nuestro trabajo es más: Es para Dios.

El trabajo que se realiza con una actitud incorrecta nos deja vacíos, el que se acepta como un designio de Dios puede verse como un regalo.

Examinemos qué esperamos de nuestros propios esfuerzos. Dios nos da habilidades y oportunidades para que podamos hacer buen uso del tiempo.

Por ello consideremos algunas formas en que podamos aprovechar bien el tiempo para disfrutar de nuestra vida familiar:

• Preparar un plan semanal con metas para cada día.
• Ordenar por prioridades. (Ef. 5:15-16)
• Incluir tiempo específico para el devocional.
• Aceptar actividades similares.
• Asignar días específicos para ciertas actividades.
• Dividir tareas mayores en partes menores.
• Tiempo para descanso o distracción.
• Enseñar a nuestros hijos a ser organizados y cumplir con sus responsabilidades.

Volvamos a Proverbios 31:13-27, allí se destacan cualidades como: Trabajo arduo, temor a Dios, respeto por su cónyuge, previsión, aliento, interés por los demás, preocupación por el pobre y sabiduría en el manejo del dinero, que cuando se acoplan al temor de Dios llevan gozo, éxito, honor y dignidad.

¿Cuál es el resultado del trabajo de una mujer que teme a Dios? Proverbios 31:27 al 31 nos dice que sus hijos, su marido y sus hechos ¡La alaban!.

En conclusión no debemos ver nuestro trabajo como un dios, ni como un disgusto. Al entender que Dios lo ha creado y que aporta beneficios a nuestra vida y a nuestro mundo, podemos vernos como lo que somos: COLABORADORAS DE DIOS QUE GLORIFICAN SU NOMBRE.

viernes, 1 de abril de 2011

NUESTRA ACTITUD FRENTE A LA BIBLIA por: Jose Zorrilla

¿Por qué algunos creyentes crecen y otros no?

La razón fundamental la encontramos en las actitudes que tenemos hacia la Palabra de Dios. Una actitud es la disposición de ánimo, iniciativa o decisión. Cuando en nuestra vida hay descuido en la lectura bíblica y escaso deseo en conocer al Señor y sus mandamientos, entonces podemos decir que el resultado inevitable es el estancamiento espiritual.

Se dice que nadie defiende lo que no ama, ni nadie desea lo que no aprecia y que nadie se apropia de la que no tiene interés. En el caso del creyente, la primera actitud es tener tal vocación que se demuestre en amor, aprecio e interés por las Sagradas Escrituras.

Podemos enumerar además cinco muy importantes pasos para tener en cuenta cuando estamos frente a la Palabra de Dios:

OÍR: Es prestar atención a Dios, poner el sentido en lo que el Señor me dice a mí. Él decía: "el que tiene oído, oiga lo que el espíritu dice a la Iglesia". (Ap. 2:7, 11, 17)

LEER: La lectura es un hábito que debemos fomentar en nuestra vida y la de toda la familia. Apaguemos el televisor y abramos más la Biblia, poniendo el sentido en la Escritura, con oración, devoción y reverencia.

MEDITAR: Es volver a pensar en lo leído, repasar los conceptos, encontrar el sentido del pasaje, (es atesorar en el corazón). La meditación es al corazón lo que la digestión al cuerpo; es ingerir la Palabra de Dios y hacerla parte de nuestro ser interior.

MEMORIZAR: Al aprender de memoria la Biblia estamos haciendo un ejercicio de doble bendición. Por una parte apropiamos y guardamos en nuestra mente aquello es perfecto, fiel, recto, puro, verdadero, justo y valioso (Salmo 19:7-11), además desarrollamos una capacidad que Dios nos ha dado y que nos ayuda en todos los ordenes de la vida. Estudiar un versículo por semana nos llevaría a aprender 52 textos por año ¿lo pensó?.

ESCUDRIÑAR O ESTUDIAR: Debemos estudiar La Palabra de Dios para poder enseñarla, pero además debemos conocer más al Señor, y sólo es posible por la Biblia. Jesucristo es el personaje y el tema central de las Escrituras. Conocerle y obedecerle es toda una fascinante aventura y un desafío de amor.

martes, 22 de marzo de 2011

LA PEOR DEVALUACIÓN por: Américo Giannelli

Los argentinos vivimos de crisis en crisis, es difícil pensar en nuestra historia sin recordar esos momentos de desaliento y sensación de zozobra. Los acontecimientos de diciembre del 2001 precipitaron un conflicto del que aún no sabemos como hemos de salir; sus consecuencias: el aumento de la inseguridad, la violencia, la intolerancia, y la falta de respeto a la autoridad han creado un clima de pesimismo y fracaso. Por lo general siempre le echamos la culpa a los problemas ocasionados por las políticas económicas aplicadas en nuestro país, que generan las dificultades que soportamos. En medio de todo esto, la devaluación de nuestra moneda es uno de los puntos más delicados.

Sin embargo, no es la desvalorización del peso lo más tremendo que estamos soportando, pensamos en una depreciación que es aún mucho peor: La devaluación de la familia. Este es un proceso que se viene dando desde hace décadas.

Hoy vivimos un tiempo en que casarse es una opción mas, no la única; en donde la fidelidad es una rareza o algo propio de otros tiempos. Se han acuñado axiomas que los aceptamos como verdaderos solamente por el hecho de que son repetidos hasta el cansancio, pero sin que nadie pueda comprobar su eficacia. Frases como “el amor puede terminarse”, “la fidelidad es algo del pasado”, “¿por qué atarse para toda la vida?”, “probemos vivir juntos a ver que pasa”, “el amor dura lo que dura” “la separación es la única salida” etc. son algunas muestras del pensamiento contemporáneo acerca de la familia.

Los resultados de esta manera de pensar son bien conocidos por todos: sentimiento de fracaso, estados depresivos, personas viviendo en soledad, padres en conflicto con sus hijos. Lo más grave es que nos estamos acostumbrando a vivir asi. Es bueno recordar que la Biblia nos muestra un camino muy distinto. Dios a través de su Palabra ha establecido bases sólidas para el crecimiento de la familia, basado en el amor, la entrega, el respeto, y la obediencia (Efesios 5:22-33 / 6:1-4). Estos principios hoy nos permiten ver a matrimonios cristianos con varias décadas de una convivencia armoniosa, no libre de problemas, sino con la confianza puesta en Dios que los sostiene.

Los creyentes en Cristo, tenemos hoy un doble desafío. Por una parte Dios nos llama a vivir de acuerdo a los preceptos que hallamos en las Sagradas Escrituras es decir, no adaptarnos al sistema que nos rodea (Romanos 12:2). Tal vez el fracaso más grande del creyente sea ceder ante las presiones del mundo. Pero hay un segundo reto para el cristiano: ser ejemplo. Debemos presentar con el testimonio de nuestro hogar que hay una opción diferente a la que todo el mundo ve, y que es realizable solo cuando Cristo reina en el hogar. Para alcanzar esta meta es más importante nuestros hechos que nuestras palabras.

¿Es posible hallar una salida para este tiempo de crisis y fracaso que estamos viviendo?, Dios nos ayude a mostrar a nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros y todos aquellos que nos rodean que revalorizando la familia, es decir poniendo en práctica los preceptos bíblicos, es posible encontrar una solución para nuestros hogares.

jueves, 10 de marzo de 2011

LIBERTAD,LIBERTAD :¡ OH QUE BUENA ! por: José M. Zorrilla

"Bienaventurado, (feliz), el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba" (Romanos 14:22 b)

"Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres..." (Gálatas 5:1)

El contexto de Romanos 14, habla de la vida para Cristo y de la comunión de los santos. En la frase de Gálatas, el énfasis y la sintaxis hablan de una conducta santa y metas muy altas, aparecen junto al nombre del Señor, la acción de la redención y sus efectos de libertad. Los que saben griego dicen que está en aoristo, es decir: la acción y el tiempo de aplicación son permanentes, constantes e ilimitada. En otras palabras el creyente por fe debería vivir una constante libertad y actuar siempre haciendo lo bueno, que también es lo correcto delante de Dios.

Ahora bien, ésta libertad que tenemos por nuestro Señor Jesucristo, tiene que llevarnos a no convertirnos en esclavos, ni siquiera de nosotros mismos.

¿Puede uno ser esclavo de uno mismo?, Totalmente. Cuando el creyente vive una vida carnal o es guiado por instintos carnales, los impulsos de su propia naturaleza que lo sumerge en el hedonismo, termina atrapado por la ley pecaminosa de la naturaleza caída. Eso lo incita a buscar el placer de si mismo, y termina actuando por su propia concuspicensia, (los deseos carnales y mundanos), lo cuál es pecado y además es una muy sutil forma de esclavitud.

La manifestación visible de ésta manera de vivir, el sentido de superioridad, egocentrismo, celos amargos, envidias y raíces de amarguras entre otras cosas, llevan al creyente a ser individualista y antisocial.

Pero Romanos 14:17: nos dice que "El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo".

Esta es otra manera de vivir muy distinta, dependiente de la persona del Espíritu Santo. Diríamos es una nueva y piadosa manera de vida, es vivir la vida eterna:

1) Es una vida comunitaria, es decir tiene como característica la búsqueda permanente de la comunión, y la estimación profunda del pueblo de Dios, y se manifiesta en amor al hermano débil, y desea ayudarlo a crecer, a madurar.
2) La verdadera libertad para hacer lo bueno, es una vida de DOMINIO PROPIO. Es abandonar la búsqueda del placer personal, deseando y procurando agradar a Dios. Es una vida de fe; (Hebreos 11:6)
3) Para vivir una vida de fe activa, es decir la fe dinámica que puede desembocar en proezas, se debe estar saturado del conocimiento de la fe que una vez ha sido dada a los santos, como dice Judas 3, es decir debemos conocer lo que Dios aprueba, y que está revelado totalmente en la Biblia, que es la manifestación del pensamiento del Señor, el Dios todopoderoso.
4) La fe que actúa y agrada a Dios, trae libertad verdadera y placer al creyente. Pero esa la fe que se encarna y se manifiesta en forma visible, cuando uno no es guiado por el instinto, la razón o los deseos mundanos, sino vive bajo el control del Espíritu Santo (Comp. Romanos 8:14-16 - Tiene personalidad espiritual).
5) El conocimiento del pensamiento de Dios y sus planes: (ver Salmo 25:14: "La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto") Tal conocimiento es un tremendo estímulo, tanto que el creyente no quiere vivir en otro plano inferior, sino que se ocupa en los negocios de su Padre, por lo tanto es una vida comprometida con el pueblo y la obra de Dios, esto implica un proceso de cambio continuo junto con el Señor.
6) Un creyente que no se condena a si mismo en lo que aprueba, sino que sus metas son las pautas de Dios, escribe la historia junto con el Señor, ya no solo está en la historia, además está cambiando la historia a su alrededor, junto con EL. Es el creyente que trae la esperanza a la humanidad, las pautas de vida a los hombres según Dios (un creyente en las manos de Dios pueden cambiar la historia de muchas almas, hacer otra historia no de condenación sino de salvación).
7) Esta verdadera libertad, lleva al creyente a plano tan elevado que ya ni piensa en la comida o en la bebida. Consideremos lo que dice el Señor en San Juan 4:33-34, los discípulos estaban comprando comida y pidiéndole que coma, pero el Señor tenía otra comida, y EL dice, es hacer la voluntad del Padre Celestial, es llevar muchos hijos a la gloria.

Conclusión: Es tremendo hablar de libertad en un mundo sumergido en la anómia, es decir sin ley y por lo tanto sin libertad. Pero para el creyente en Cristo Jesús hay posibilidades muy superiores de vida, conocer a Dios y servir a Dios, despegando la vida de uno mismo y de las miserias humanas; aunque éstas lo rodean e incitan para vivir una vida mediática, el cristiano en libertad vive una vida en un plano muy superior, con un poder superior, para agradar al Señor. La misma provisión de quién dependemos, (Dios Espíritu Santo), nos otorga el poder para que el pecado y la esclavitud, no se enseñoreen de nosotros. (comp. Romanos 6:12-14)

Así que hermanos estemos orando fervientemente, para vivir la verdadera libertad, haciendo lo bueno que es lo correcto, justo, y santo delante de nuestro Dios y Salvador. Esto agrada a Dios. AMEN

lunes, 7 de marzo de 2011

APOSTASÍA Y LO MEJOR DE LO MALDITO Por: José M. Zorrilla

"...infatuados, amadores de los deleites más que de DIOS, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella." 2ª Timoteo 3 :1 - 5

El rey Saúl y el pueblo de Israel fueron los que eligieron lo mejor de lo maldito para ofrecerlo a Dios como sacrificio, separaron de Amalec al rey Agag y lo mejor de las vacadas, (1ª Samuel 15:20-22) , este nefasto deseo les llevó a olvidar que Dios había declarado anatema todo lo de Amalec, Pablo es el que explica en Romanos 8 : 6-8, que la carne aunque quiera no puede agradar a Dios.

Por el caso de Saúl es que tenemos una clara revelación, como él la tuvo de lo que Dios aprecia, de las cosas que son estimadas por el Señor, aunque en aquella oportunidad lo aprendió en medio de la angustia y el dolor de la pérdida del reino y aún la propia vida, nosotros también estamos aprendiendo: " obediencia y prestar atención a Dios" la pregunta es "¿cómo estamos aprendiendo?.-

La palabra " APOSTASIA", aparece solo dos veces en el nuevo testamento, (Hechos 21:21) ; cuando Pablo es acusado de dejar e incitar a dejar el respeto de la ley, y en (2ª Tesalonicenses 2:3) cuando se advierte que antes de la 2ª venida de Cristo, se manifestaría la apostasía abiertamente. ; sintetizando : El rechazo de todo lo de Dios y su Palabra, es lo que caracteriza la apostasía.-

Pero el concepto aparece explicado reiteradamente y la descripción de los apóstatas es clara, como en Judas 3,4 y también en 1ª Timoteo 4:1-3.

A) en relación al carácter, Judas dice que son hombres impíos Vs. 4, que muestran una falta total de reverencia, hablan de Jesús con un vocabulario evangélico, un lenguaje correcto, pero el corazón está lejos de Dios.

B) En cuanto a la conducta, Judas dice que convierten en libertinaje la gracia de Dios, el término usado es : (aselgia), describe a una persona sin honor, flojo en decencia, y con poca vergüenza, y también son especuladores porque : " como Dios perdona todo", aprovecho a transgredir.-

Ahora bien : el apóstata es alguien que cree, que recibe la Palabra aunque superficialmente, acepta por un tiempo, cree todo con la mente (parte de la carne), pero sin hacerlo algo personal, parte de su vida, conoce la verdad pero no la aplica.

Hay veces que el apóstata está en la iglesia, y son maestros de escuela dominical y hasta predicadores, normalmente son fácilmente detectados, pero peligrosamente tolerados, siempre hay un argumento para la indulgencia y la tolerancia : " esperemos un poco, bueno vamos a ver este año, no podemos tampoco hilar fino, entonces no quedamos ninguno, ¿no ha escuchado algo parecido en estos últimos tiempos?.-

El Apóstol Pablo dice de personas que escucharon el evangelio de la gracia de Dios, pero no recibieron el amor de la verdad para ser salvos (2ª Tesalonicenses 2 : 10) escucharon como aquellos que fueron una vez iluminados; en Hebreos 6 : 6 a 8, y terminan como la tierra que recibe la lluvia y produce espinos y malezas, que no son fruto de nada.

El punto es que no amaron suficientemente la Verdad como para invertir la vida en la convicción. Entonces: ¿qué sucede? ; poco a poco estamos convirtiendo el glorioso Evangelio en una religión dominguera, estamos viendo perderse el deseo de cantar los himnos espirituales en familia, y algo más preocupante, no se desarrolla el culto familiar (abrir la Biblia con los hijos diariamente ) y además no encontramos la forma de asistir a todos los cultos.

Hace un tiempo conversando con un hermano joven, muy inteligente, con dones y grandes posibilidades, me dijo no asisto a reunión de oración, porque ese día me quedo con mi familia, con tristeza escuche el argumento y solo atiné a decirle : ¡ querido hermano, tu familia lo que más necesita es tu ejemplo, no dejando de lado al Señor, sino viéndote actuar con fidelidad al Señor, y asistir a los cultos y aún más estimulando al amor a las buenas obras (Hebreos 10 : 25)

Así que pienso que esta forma de APOSTASÍA " LEVE ", es la mas peligrosa, como Saúl quería ofrecer lo mejor de lo maldito, así muchas veces nosotros estamos aceptando lo mejor de la apostasía, decimos que Dios es todopoderoso, que el señor es suficiente, que la gracia es maravillosa, pero no podemos encontrar tiempo, no dejamos nuestros negocios, no regulamos el trabajo, o no organizamos el estudio para no usar el domingo que es el día del Señor.

¿No es acaso esto apariencia de piedad?, digo por la poca eficacia para la vida, estoy convencido que esta forma de apostasía es muy destructiva, como un cáncer que va minando las fuerzas y destruye los miembros y quita la vida.

¿Como combatimos esta peligrosa realidad de la apostasía que nos rodea ?.-

1) Debemos prestar atención a Dios (Deuteronomio 10 : 12)
2) Debemos estudiar y obedecer a fondo la Palabra de Dios.
3) Debemos dar testimonio de la verdad con valentía y sin vacilaciones.
4) Debemos reconocer a los hombres fieles y estimularlos.
5) Debemos pensar que nuestro ejemplo de fidelidad es mas visible y atendible que cualquier cantidad de palabras que podamos decir.-

viernes, 4 de marzo de 2011

EL DESARROLLO DE LOS DONES DE LA MUJER EN LA IGLESIA por: Lidia E.C. de Selle

El tema sugerido: Desarrollo de los dones de la mujer en la Iglesia", nos limita a dirigir nuestro enfoque al lugar precisado: La Iglesia.

Referente a los dones, hemos aprendido por las Sagradas Escrituras, que existen los dados por Dios, por el Señor Jesucristo y por el Espíritu Santo, entregados en determinados órdenes y para diferentes propósitos.

En cuanto a su desarrollo en la iglesia, no todas las ópticas convergen en su consideración, existiendo diversos criterios personales al respecto.

Por eso, en dependencia y temor, con Su ayuda y a la luz de Su Palabra (Romanos 12), procuraremos ocuparnos de los dones que por su gracia, concede a sus servidores para beneficio de otros, ya que sabemos que ningún don es para provecho propio.

Veamos entonces cómo desarrollarlos sobre dos vías paralelas por donde marcharán en tren de servicio hacia el destino para el que nos fueron otorgados.

¿Cuáles son esas dos vías?

Una es respetar el orden en que se nos ha ubicado por creación: "Que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia... con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión (1ª Timoteo 2:9-14) y 1ª Corintios 11 dice: " Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo (vs. 3) Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón (vs.8), y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón (vs. 9)"

La otra vía es obediencia a lo establecido para nosotras en la Palabra de Dios, porque si bien nada tenemos que no hayamos recibido (1ª Cor. 4:7), lo cierto es también que debemos utilizarlo dentro de los parámetros de Su aprobación. Dice 1ª Pedro 2:3 hablándonos a nosotras: "Vuestro atavío... sea el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible que es de grande estima delante de Dios".

Ahora bien: Dios por el Espíritu Santo ha dotado a sus criaturas con diversos dones. En consecuencia, de hecho, nos incluye. Nadie tiene todos los dones y nadie tiene ninguno. Por otra parte, Él concede dones naturales que puestos a Su servicio resultan para edificación de nuestras hermanas y, precisamente por medio de esa edificación, surge una constante glorificación del Señor.

Veamos entonces con qué se nos ha dotado. Desde que creímos en el Señor Jesucristo como nuestro Salvador, fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa (Efesios 1:13). Vale decir tenemos el don del Espíritu Santo cuyo fruto integrado es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe mansedumbre, templanza (Gálatas 5:22), gracias divinas que, equilibradamente ejercitadas n nuestro ser, nos convierten en protagonistas de las obras que El ha preparado de antemano para que, como hijas de Dios, anduviésemos en ellas, obras que, por supuesto requieren dones.

¿Y cuáles son esas obras para nosotras, como hijas de Dios?:

1. Trabajos manuales en el templo donde nos reunimos, ejercitando el don de ayuda como Febe, diaconisa de la Iglesia en Cencrea (Rom. 16:1)

2. Visitación y/o atención de quienes necesitan ayuda física aun espiritual

3. Enseñanza de la Palabra de Dios a los niños y a otras mujeres (Tito 2:3-6)

4. Cuidado por las necesidades materiales de nuestros hermanos misioneros y los suyos, como lo hiciera la familia de Estéfanas, dedicada al servicio de los santos, quien seguramente tenía se esposa y quizá hijas (1ª Cor.16:15)

5. Servir al Señor con nuestros bienes, siguiendo el ejemplo que nos dejaran las mujeres de los tiempos del Señor a Quien seguían y que Lucas destaca en su Evangelio (cap. 8:3). O como lo hacía Dorcas, quien abundaba en buenas obras y limosnas (Hechos 9:36)

A modo de reflexión final: seamos agradecidos por los dones con que Dios ha enriquecido nuestras vidas y desarrollémoslos con sabiduría. De igual manera, reconozcamos las posibilidades de servicio que Él en su soberanía nos brinda en su viña y, particularmente en la iglesia, y como tributo, aprovechémoslas con humildad

¿En razón de qué decimos esto? Porque en nuestro entusiasta fervor como siervas del Rey podemos, indudablemente sin intención introducir prácticas contrarias a lo establecido en su Palabra.

Que por Su infinita gracia, resultemos aprobadas por Él como siervas útiles y fieles hasta el fin.

sábado, 26 de febrero de 2011

RECONOCED A LOS QUE OS PRESIDEN por: Juan A. García

"Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros"
(1ª Tes. 5:12,13)

Se ha dicho que una iglesia local puede subsistir sin tener quienes sean reconocidos como "los que presiden" (los ancianos). En nuestro país hay algunos casos así por imperio de circunstancias muy puntuales. Pero también se está de acuerdo en que no es lo ideal; y no es lo ideal en primer lugar porque no se ajusta al modelo neotestamentario (Hech.11:30 / 20:17 / Fil.1:1 etc.). Por otra parte una iglesia sin un gobierno adecuado corre el peligro de que la anarquía la desintegre.

Por lo que expresa el apóstol Pablo en los vs. copiados arriba, la iglesia en Tesalónica tenía ya las personas adecuadas que ejercían correctamente su ministerio; ministerio que se desglosa en tres fases: a) trabajan, b) presiden, c) amonestan.

a) Trabajan: Este aspecto de su obra podría incluir los dos siguientes, pero de por sí implica que se ocupan de hecho en su misión, misión que es por demás delicada, a punto tal que firmemente creemos que no hay otra tarea bajo el sol que la iguale, pues tiene que ver no solo con lo temporal sino también, y muy especialmente, con lo eterno. Me trae a la memoria lo que hace muchos años me dijo un médico (lamentablemente no creyente): "No hay trabajo tan exigente y desgastante como el de ser pastor de almas". El buen empeño de esta obra requiere dedicación, tiempo, mente, corazón, iluminación, madurez espiritual y mucho, mucho discernimiento.

b) Presiden: Quiere decir que conducen, guían, van delante; marcan por su conocimiento, su vida, su fidelidad, su ejemplo, el rumbo que los demás deben seguir. "Os presiden", indica que van a la vanguardia, pero al mismo tiempo están bien relacionados, tienen buena comunicación con cada uno de los que los siguen. No hay una grande sima entre ellos y los demás miembros de la iglesia.

"Os presiden en el Señor", La expresión "en el Señor" califica su obra. No son gerentes de una especie de empresa comercial. La misión que cumplen es eminentemente espiritual y han sido capacitados para ella por el Espíritu Santo; reconocen sobre ellos el señorío de Cristo que es "El príncipe de los pastores". Por esto mismo son tan pertinentes las inspiradas palabras del apóstol Pedro: "Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey".

c) Amonestan: Dice Barcia: "... amonestamos para hacer pensar... el que amonesta da cordura... amonestamos recordando... la amonestación no atiende sino a evitar un mal... la amonestación tiene algo de reprimenda". La amonestación oportuna es preventiva y nos ayuda a librarnos de fracasos en nuestra vida. Siempre sirve para orientarnos en el buen camino. Por otra parte es muy probable que tenga la respuesta que se desea si es hecha con verdadero espíritu cristiano. Pablo sabía mucho de esto: "Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno". (Hechos 20:31)

" ...que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros". Es interesante e ilustrativo leer como dicen otras versiones: "tengan respeto" / "tengan consideración" / "tengan especial consideración" / "que estiméis" / "que os mostréis deferentes". León Morris: Reconozcáis se usa con el pleno sentido de "admitir la dignidad de", "apreciar el valor de".

Aunque los ancianos gobiernen bien (dentro de la falibilidad propia del género humano), de poco valdrá su ministerio si en la asamblea hay hermanos que no los reconocen como ancianos levantados por el Señor.

La carta está dirigida a la iglesia en Tesalónica, a los miembros que la componen, por eso los llama "hermanos". Todos y cada uno de ellos deben reconocer a sus ancianos. Y ese reconocimiento va más allá de su admisión para tal cargo en un acto específico en una ocasión inicial, sino una constante en la vida.

Es curioso que Pablo no los menciona por sus nombres: la iglesia tenía que saber bien a quienes se refería; su testimonio, su ministerio, eran sus efectivas tarjetas de identificación.

Pablo no usa de un "si" condicional; no dice "si entre vosotros hay quienes trabajan, presiden, amonestan, a estos tratadlos con deferencia y respeto". No. Afirma, como dijéramos mas arriba que hay hermanos que ya trabajan, presiden, amonestan. La iglesia no tiene que "regalarles" el reconocimiento: reconocerlos es lo que corresponde. Pero es de resaltar que Pablo va mucho mas allá de solicitar su reconocimiento como un acto de mera justicia: les dice "que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra".

"Os rogamos, hermanos". Tiene autoridad apostólica pero les escribe de la manera más suave y amable; se deduce que por ser una iglesia fiel, fervorosa, y por el amor respetuoso que tenía hacia Pablo, no necesita expresarse de manera más tajante.

La exhortación a que reconozcan a los ancianos ¿implica que en alguna manera a los menos no lo estaban haciendo? ¿Había cierto grado de resistencia hacia los ancianos o tal vez ignoraban como conducirse ante ellos?. No lo sabemos, pero sí por esta escritura podemos estar seguros de lo que Dios quiere: lo normal en una iglesia cristiana es que sus ancianos sean respetados como tales. Dice Hebreos 13:17 "Obedeced a vuestros pastores, sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso"

jueves, 17 de febrero de 2011

¿COBARDES O VALIENTES? por: Ana María H. de Giannelli

Apenas comenzado este año seguramente nos preguntamos, y quizás con temor por los acontecimientos políticos y económicos, "¿qué nos depara este año?". ¿Nos enfrentaremos a él con angustia, perturbadas, anuladas como individuos, perdiendo el valor y el instinto de la defensa? (cobardía) ó ¿lo haremos con una superior virtud del ánimo, desestimando los peligros que puedan oponerse ? (valor que se lleva en el corazón y en la conciencia).

En el libro de Josué 1:2, el Señor mismo le ordena a su siervo "...ahora, pues, levántate y pasa este Jordán,...a la tierra que Yo les doy" y en el vs. 9: "mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes porque Jehová tu Dios estará contigo en donde quiera que vayas".

Podemos apropiarnos de esta promesa que Dios le hizo a Josué, porque el principio sigue vigente para nosotras, recordemos las palabras del Señor en la gran comisión "... y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo, amén" (Mt. 28:19)

Si leemos lo que sucedió cuarenta años antes en el libro de Números capítulos 13 y 14, tenemos al pueblo de Israel, "EL PUEBLO DE DIOS", a las puertas de la tierra prometida, pero quisieron más información antes de entrar a poseerla ¿acaso no confiaron en que Dios les tenía preparado lo mejor como se los había prometido?( Éx 33: 1-3). Allí envía Moisés a doce príncipes, doce líderes revestidos de autoridad, los doce en igualdad de condiciones, con la misma misión y con el mismo Dios.

La gran diferencia estuvo a la vuelta de los cuarenta días de haber recorrido la tierra:

• Del grupo espía, diez (mayoría) reconocieron que verdaderamente era tierra que fluye leche y miel, pero se sintieron como langostas ante los habitantes del lugar y dijeron:-"no podemos subir". Infundieron tal terror al pueblo que éste lloró toda la noche y deseó el volver a Egipto. Tenían grandes dificultades y un bajo concepto de Dios, arruinaron sus propias vidas y la de quienes le creyeron.

• Sólo dos (Josué y Caleb), además de admirar las bondades de la tierra, dijeron :- "Podemos, Dios está con nosotros". Confiaron en Jehová, miraron la dificultad a través de los ojos del Señor. Sólo para ellos, que confiaron en Dios, los gigantes que vieron allí, eran insignificantes. Nos dice la Palabra que había en Josué y Caleb OTRO ESPÍRITU

La cobardía dice " NO PUEDO", la valentía dice " PUEDO" en Cristo que me fortalece.

El camino que transitamos hacia nuestra Tierra Prometida tiene y tendrá muchas dificultades, está en nosotras sentirnos como langostas y peor aún, contagiarlo a otros, volando sin rumbo como una hoja en medio de la tormenta, ó sentirnos seguras de la victoria junto al Señor, demostrando que verdaderamente en nosotras hay OTRO ESPÍRITU, porque pertenecemos a la nación santa, al pueblo adquirido por Dios, por eso:

 A grandes problemas, el poder de Dios es aún más grande.
 Pidamos a Dios que nos muestre su voluntad en cada decisión importante.
 No hagamos nada por las propias fuerzas, sino con el Señor

Así como Dios le encomendó a Josué:-"esfuérzate", nosotras también debemos hacerlo, basándonos en: 1 - La promesa de Dios ( vs. 5 y 6), una victoria segura.
2 - La Palabra de Dios ( vs. 7 y 8), la guía segura.
3 - La presencia de Dios (vs. 9) un poder sustentador.

La vida victoriosa es simplemente una vida rendida totalmente a Dios, en la que Cristo vive dentro y en completo control, una vida en la que el único deseo es dar gloria a Jesucristo.

Por eso hermana: levántate, ponte toda la armadura de Dios (Ef. 6:13-18) y recorre este año confiando en que el Señor tu Dios estará contigo, "porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" ( 2ª Tim. 1: 7).

jueves, 10 de febrero de 2011

“DALE, HABLEMOS… 424-8631, 438-4452, 471-9084” por :Silvana Celebroni de Ferace

Una vez descartada toda causa orgánica, las indicaciones para esta mamá, que consultaba por su pequeña hija que no hablaba, fueron que estimulara su lenguaje, hablándole, narrándole cuentos, leyéndole, etc., etc., etc., …

A la consulta siguiente, y frente a la pregunta del terapeuta, la madre aclara: “Usted me dijo que le leyera mucho, así que me senté a su lado, tomé la guía telefónica y comencé a leérsela…”

Este asombroso relato, que puede desatar algunas sonrisitas o, por el contrario, miradas de perplejidad (y que, lamentablemente, manifiesta un profundo conflicto en esta relación madre-hija), nos lleva a la reflexión de las variadas dificultades que se nos presentan en casa, con respecto a la comunicación.

El mensaje…

¿Cuál es el contenido de nuestras charlas?

• ¿Se restringe a un área exclusiva?. ¡Cuántas veces los miembros de una familia pueden hablar largas horas sobre un tema en particular (los deportes, la situación económica, por ejemplo), pero al derivar la plática hacia otro punto, se agotan las palabras!.
• ¿Sólo gira en torno a reclamos, exigencias o reproches? “Dame…”, “¿no hiciste tal cosa…?”, “quiero…”, “más vale que lo termines…”, “callate…”!!
• ¿Lo hay?. Sentados en la mesa, el único sonido existente es el de los cubiertos en contacto con los platos… silencio ensordecedor… ¿Falta de comunicación? Todo lo contrario, transmitimos demasiado: individualismo, ausencia de temas para compartir, y más.

Nehemías descubrió que, en Jerusalén, la mitad de los niños no hablaban el idioma de su país, sino el de sus respectivas madres extranjeras, mujeres de Asdod, de Amón y de Moab (Nehemías 13:24). ¿No nos estará pasando que el vocabulario mundanal y los temas triviales y despojados de profundidad espiritual son los que abundan en casa?. Deberíamos pasar más tiempo comentando la Palabra recibida en nuestros cultos (devocionales o congregacionales), edificarnos al compartir las bendiciones derramadas durante el día, recordarnos mandamientos bíblicos (Deuteronomio 6:7) y alentarnos con promesas en Cristo, en estos tiempos faltos de esperanza, con salmos, himnos y cánticos espirituales. Si la Palabra de Cristo mora en abundancia en nuestros corazones (Colosenses 3:16), será una consecuencia espontánea que nuestros labios la pronuncien (Salmos 119:172).


…plata escogida, medicina, árbol de vida… o…

• ataques verbales, críticas, sermones, enjuiciamientos, acusaciones
• bromas sarcásticas con respecto a áreas débiles de nuestros seres cercanos
• suposiciones de que deberían saberlo (o “leer nuestra mente”)
• uso excesivo de palabras generalizadoras y poco claras (“eso”, “esto”, “aquello”, etc.)
• secretos personales ocultados voluntaria y malintencionadamente, que perjudican indirectamente nuestras relaciones

Nuestro hogar que debería ser “el sitio mas dulce bajo el cielo”, el refugio en donde nuestra familia encuentre paz, contención, sostén, admiración, valoración y amor; termina siendo una hoguera encendida por nuestras palabras hirientes y dañinas (Santiago 3:5-6).

¿Qué nos dice el fascinante manual bíblico familiar al respecto?. A los esposos, “no seáis ásperos” (Colosenses 3:19); a las mujeres, “honestas, no calumniadoras” (1era. Timoteo 3:11), porque “mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa y en casa espaciosa” (Proverbios 21:9); a los padres, “no provoquéis a ira a vuestros hijos” (Efesios 6:4) y a los hijos, “Al que maldice a su padre o a su madre, se le apagará su lámpara…” (Proverbios 20:20).

Si notamos actitudes o conductas en nuestros seres queridos que no son convenientes, sepamos transmitir la verdad con amor (Efesios 4:15). La excesiva franqueza (“Yo no tengo pelos en la lengua”), casi siempre, termina siendo muy perjudicial; pero, “¡Cuán eficaces son las palabras rectas!” (Job 6:25). Si disentimos en algún punto, manifestemos con cariño y prudencia las ideas contrarias y escuchemos los conceptos opuestos con apertura (Colosenses 4:6). Nunca critiquemos (tampoco adulemos), sino elogiemos. Las expresiones de apreciación y gratitud motivan poderosamente el deseo de seguir colaborando en aquello que agrada al ser amado. Sepamos pedir perdón, con humildad, cuando hemos ofendido de palabra o de hecho. Y expresemos verbalmente los sentimientos de amor hacia ellos.


Alguien me presta un audífono, por favor…

Sí, existen ocasiones, cuando nuestra actitud como oyentes deja mucho que desear:

• cuando ignoramos, rechazamos o degradamos las opiniones, consejos, creencias del otro
• cuando no cedemos nuestro tiempo de escucha, haciendo otra cosa, mirando televisión (un interlocutor más en nuestra familia) o leyendo un diario, mientras nuestro ser querido está tratando de hablarnos
• cuando pretendemos adivinar lo que nos están diciendo, sostenemos una escucha apresurada y desatenta y arribamos a interpretaciones superficiales, que nada tienen que ver con el verdadero significado que está detrás de lo que se está diciendo
• cuando analizamos la situación desde nuestra propia experiencia: “…yo me sentí igual…”, “…a mí me pasa lo mismo…” IMPOSIBLE!!
• cuando refutamos con impaciencia antes que el otro termine de hablar
• cuando estamos más preocupadas en que se nos escuche que en escuchar

Saber escuchar es una muestra de amor, de respeto. Pidámosle al Señor la sabiduría necesaria para estar atentas a las necesidades comunicativas de nuestra familia, la paciencia para escuchar en silencio (Santiago 1:19) y esa sensibilidad especial que nos permita comprender lo que nos dicen y aquello que “no nos dicen”.

Seguramente, podremos objetar que existen innumerables ocasiones, en las cuales estamos dispuestas a escuchar, pero del otro lado sólo encontramos silencios.

En primer lugar, no debemos perder de vista dos cuestiones. Por un lado, tengamos presente que algunas personas utilizan más palabras que otras; esto tiene que ver con diferencias sexuales (las mujeres hablamos el doble que los hombres) y de temperamento. Pero por el otro, tenemos que percibir que los silencios pueden tener diversas significaciones (“ella piensa que él está callado porque está enojado; cuando, simplemente, está descansando”).

Ahora, lo triste es cuando nosotras mismas somos las generadoras de esos silencios.

Henry Brandt menciona tres armas de defensa que nosotras podemos llegar a construir para proteger nuestro narcisismo. Una, es la explosión de ira… ¡imaginemos el temor a expresarse que se puede llegar a apoderar de nuestra familia si cada vez que nos hablan de tal o cual asunto, discutimos y generamos un conflicto!. Pero, también podemos usar, perversamente, las lágrimas (que, por supuesto, son muy saludables) para mantener al resguardo nuestro ego; obviamente, alguien que nos ama se abstendrá de hablar para no hacernos llorar. Y por último, el silencio… impedimos la libertad de expresión, inhibimos la manifestación de pensamientos, sentimientos y acciones, cuando somos nosotras las que nos encerramos en el caparazón del silencio.

¡Que el señor nos ayude a mantener abiertas las vías para la sana comunicación!

¡Qué comprendida se habrá sentido la mujer samaritana por Nuestro Amado Señor (Juan 4:1-42)!. En primer lugar, Él le posibilita el espacio para que puedan conversar, Él abre el canal para iniciar el diálogo. Pero no sólo eso, sino que la valora como persona y también valora su discurso. Y a pesar del cansancio y del calor, entrega su tiempo y su oído para contener a esta mujer que necesitaba ser escuchada y aconsejada dulcemente.


“Lo que haces habla tan fuerte que no me deja escuchar lo que dices.”

La actitud corporal, las posturas, los gestos, las expresiones faciales, deben ir acordes con el habla. El “decir” y el “hacer” son inseparables.

Nuestro Sabio Señor, mientras expresaba verbalmente: “Quiero; sé limpio.”, extendía su mano y tocaba al leproso (Mateo 8:1-4).

Así también, sus palabras en Marcos 9:36, habrían generado diferente efecto, de no ser por su actitud corporal acompañando positivamente lo dicho.

James Baldwin escribió: “Los hijos nunca han sido muy propensos a escuchar a las personas mayores; pero nunca han dejado de imitarlas”.

El apóstol Juan, en su primera epístola, nos recuerda “…no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.” (1era. Juan 3:18).


…la casa se llenó del olor del perfume…

Procuremos durante este mes de la familia y, según el rol que nos toque asumir dentro de esta sagrada institución, comenzar a promover la buena comunicación.

Podremos relacionarnos mejor con nuestra familia si fortalecemos nuestra comunión con nuestro Padre; expresándole sin prejuicios, todo lo que hay en nuestro interior y sentándonos a sus pies para escuchar Sus Palabras (Lucas 10:39).

Si la Presencia Divina es una realidad en casa (2da. Corintios 6:16b)… el lenguaje celestial, como grato perfume, se extenderá por todos los rincones de nuestro hogar…