lunes, 31 de enero de 2011

EL QUE QUIERA HACER LA VOLUNTAD DE DIOS, CONOCERÁ - San Juan 7:17 Por :José Miguel ZORRILLA

Si hay un tema inquietante para todo verdadero cristiano, es EL que propone la siguiente pregunta: ¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida?. Ha sido y es un tema a resolver en la vida de todo aquel que realmente desea servir de corazón al Señor (1ª Tesalonicenses 1:9.)

Por supuesto, es siempre una incógnita para la limitada, débil y frágil mentalidad ser humano, pero de ninguna manera es un problema para Dios el revelarse a sí mismo. Él ha inspirado la Biblia, que es el producto resultante de llenar o soplar en los instrumentos escogidos, por cierto siervos de Dios (2ª Pedro 1:21). Esto implica una ayuda externa, transformándose así en revelación divina (Salmo 32:8 – Isaías 48:17 – 2ª Timoteo 3:16).

Es cierto que Dios siempre toma la iniciativa, pero cuando el hombre busca a Dios de todo corazón, es decir clama con total integridad, y con la sincera intención de agradarle, entonces Dios también contesta al corazón, se revela al hombre (Jeremías 29:11-13)

Primeramente debemos entender y aceptar es que la voluntad de Dios es perfecta, siempre en toda circunstancia aunque de momento no nos resulte agradable, pero la honra que merece el Dios vivo y verdadero, nos llevará a una total obediencia y a una comprobación de dicha voluntad para nosotros. Todo lo que Dios piensa, planifica y hace es bueno en un ciento por ciento.

En segundo lugar debemos conocer que hay tres factores bien definidos, que nos dan la posibilidad de comprender y poner en práctica la voluntad de Dios. A continuación los detallamos

1) La Palabra escrita es el resultante total y solo la Palabra revela la voluntad de Dios al hombre y para los hombres, la Biblia no solo contiene, ES la totalidad de la voluntad revelada ( 2ª Timoteo 3:14-17)

2) La Persona del Espíritu Santo morando en el creyente (Romanos 8:9), cumple cabalmente la misión de enseñarnos y guíarnos a toda la verdad, dándonos a entender todo lo que toma de Cristo para nosotros (San Juan 14:26 – San Juan 16:13-14)

3) El Presbiterio es el tercer factor de entendimiento para comprender la voluntad del Señor. No existe el Robinson Crusoe en la isla de la fe, siempre es necesaria la comunión y la sujeción en absoluta sumisión a aquellos que Dios ha puesto como obispos para apacentar y guiar a la grey de Dios. (1ª Pedro 5:5).

De Modo Que:

• Nuestra vida debe tener un real apego a la Palabra de Dios, asidos de la Palabra de vida (Filipenses 2:16)

• La santidad y sumisión a los mandamientos del Señor, por amor al Amado, nos mantendrá bajo el control del Espíritu Santo. Recordemos que sólo en santidad y comunión íntima entramos en el secreto divino (Hebreos 12:14 – Salmo 25:14 – Efesios 5:18)

• Estando sujetos a vuestros pastores, y en plena comunión con la Iglesia, con todos los santos. Este tipo de comunión plena se logra cuando andamos en la luz, como Dios está en luz, (1ª Juan 1:7), allí la comunión es el fruto de la santidad y el amor a Dios, que se refleja con los hermanos (Hebreos 13:17 – 1ª Juan 4:21)

Que así sea, Amén y Amén.

viernes, 28 de enero de 2011

DOS MATRIMONIOS CONTRASTANTES por: Ana María Herrera de Giannelli

En todos los órdenes de la vida, la escala de valores que se implemente, delinea el proyecto de vida que uno desea tener. Esto se aplica en la persona tanto en forma individual, como también en el matrimonio. En la Palabra de Dios, encontramos distintos ejemplos de personas que obraron según la escala de valores que llenaba sus corazones. En donde primó el amor a Dios, a pesar de los problemas, la vida familiar fue bendecida y de bendición para otros. Por el contrario, el individuo o la familia que no tenia a Dios en el primer lugar, terminó en un verdadero fracaso.

Quisiera que meditáramos juntas, acerca de dos matrimonios y dos acontecimientos que los marcaron profundamente dejándonos un ejemplo para el tiempo presente.

En primer lugar, podemos leer en el libro de los Hechos cap. 4:34 al 37 y cap. 5:1 al 11, la historia del matrimonio de Ananías y Safira. Ellos, allá por el año 33 d.c., cometieron un grave error: mintieron al Espíritu Santo, fingiendo darlo todo cuando en realidad sólo daban una parte de la heredad vendida. ¿Qué los habrá motivado a caer en semejante mentira? ¿A quién pretendían agradar? ¿Qué pensamiento dominaba sus corazones? ¿Acaso la alabanza o la admiración de los demás hermanos, era su mayor deseo?. La historia bíblica no da una respuesta categórica para estos interrogantes, pero sí entendemos que el pecado en el cual cayeron fue el de la hipocresía y la codicia (quizás también el de envidia).

¿Qué dice la Biblia acerca de los hipócritas?. En el Nuevo Testamento, el Señor Jesús reprendió duramente a los dirigentes religiosos de aquel entonces, los denominó "sepulcros blanqueados" queriendo demostrar que exteriormente eran una cosa y por dentro otra. A los hipócritas, Dios los pone al descubierto, son mezquinos en todo, hacen ostentación, aparentan devoción y se limitan a una pureza exterior cayendo en un frío legalismo, menospreciando el valor de la verdadera piedad que comienza en nuestro corazón y se traslada a toda nuestra vida.

Hermanas tengamos presente que la hipocresía además quiebra la fraternidad, llevando a los miembros de la iglesia a no confiar el uno en el otro, por esta situación la iglesia pierde bendición, pierde vida y su testimonio no tiene efecto, en tal sentido debemos recordar lo que nos dice el Salmo 133.

El final de la historia nos muestra al apóstol Pedro reprendiendo primero a Ananías, luego a Safira, derivando con la muerte del matrimonio, porque ambos convinieron (estuvieron de acuerdo, fueron de un mismo parecer) en mentir al Espíritu Santo. No obstante, el Señor no permitió que la obra se detuviera, por el contrario la disciplina redundó en beneficio de la predicación del evangelio.

Quiera el Señor librarnos de caer en el pecado de la hipocresía y la codicia, porque muy claramente el Apóstol Pedro en su primera carta capítulo 2:1 dice que debemos desechar "toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias y todas las detracciones (calumnias)"

En segundo lugar, podemos leer también en el libro de Hechos cap. 18: 1 al 3, 18, 24 al 26 acerca de otro matrimonio: Priscila y Aquila. Ellos eran judíos naturales del Ponto, que vivían en Corinto, una ciudad que se destacaba entre otras cosas, por la inmoralidad y el libertinaje. En esa ciudad es que toman contacto con el apóstol Pablo y de ella viajan juntos hacia Efeso.

Leyendo en las Escrituras acerca de este matrimonio, descubrimos algunas características distintivas contrastantes a Ananias y Safira:

a) Ambos eran cristianos sinceros: había un mismo sentir hacia el Señor
b) Eran misioneros
c) Amaron de verdad, no sólo de palabras, sino con hechos
d) Conocedores de la doctrina
e) Animaban a otros creyentes
f) Obraban con discreción

¿Cuál era la diferencia? Tenían otra escala de valores. El amor a Dios y a su Palabra son dos virtudes destacables. Por otra parte, se mostraron interesados en el servicio al Señor, llegando al cabo del tiempo a tener una iglesia en su hogar. Neil S. Wilson dice: "En una época en que el enfoque está mayormente en lo que sucede entre esposo y esposa, Aquila y Priscila son un ejemplo de qué puede ocurrir mediante la esposa y el esposo"

Queridas hermanas pensemos por un momento en las esposas de Ananías y de Aquila. ¡Qué diferencia entre Priscila y Safira! ¡Que distinto el final de cada una de ellas! ¿Qué hubiera ocurrido si Safira no hubiese convenido con su esposo?. No podemos aventurar una respuesta contundente, pero si podemos afirmar que la obediencia a Dios apareja bendición para nosotros y aquellos que nos rodean (1ª Cor. 7:14)

Hermanas ¡cuánto debemos apoyar y ayudar a nuestros esposos para el bien!. Si nuestro cónyuge es también un hermano en Cristo, le debemos doble amor, ya que con nuestra vida cristiana podemos ser de bendición para los que nos rodean. Por eso debemos empezar por casa, para que nuestro hogar sea una pequeña iglesia.

Quisiera proponerles una lista que sirva para una autoevaluación al comienzo de un nuevo año, para que con la ayuda de las Sagradas Escrituras, podamos saber lo que debemos hacer, darnos cuenta cuando andamos por caminos equivocados, y así corregir lo que estamos haciendo mal e instruirnos en una vida de justicia:

Sí al compañerismo, no a la envidia
Sí a la honestidad, no a la hipocresía
Sí a la sujeción por amor, no a la competencia
Sí a la confianza, no a los celos
Sí a la aceptación, no a la queja
Sí al perdón, no al rencor
Sí a la ayuda mutua, no al menosprecio
Sí a la conducta casta y respetuosa, no a la gotera continua

Querida hermana en Cristo, es mi oración que cada día puedas presentarte a Dios como obrera aprobada que no tengas de qué avergonzarte. (2ª Timoteo 2:15).

martes, 25 de enero de 2011

CONVICCIONES QUE MOVILIZAN por: Américo Giannelli

Hace poco tiempo tuvimos la oportunidad de estar presentes en una reunión en la cual un hermano exponía acerca de su ministerio. El entusiasmo con que hablaba era contagioso, los argumentos expuestos, concluyentes y junto con los testimonios que brindaba, hacían que a ninguno de los presentes les quedara dudas acerca de la importancia de la actividad desarrollada. Al finalizar el encuentro, entre los comentarios de rigor que cada uno hacia, se notaba que el entusiasmo del disertante había sido lo mas notorio para muchos. Alguien dijo con razón: "El hermano transmite el entusiasmo propio de aquellos que están convencido de la importancia de lo que hacen", pensamos que la reflexión final de este hermano, encierra una gran verdad.

En algún sentido esa fue la recomendación que el apóstol Pablo hizo a su discípulo Timoteo (2ª Timoteo 3:14, 15), cuando lo exhortó a persistir en lo aprendido. En este pasaje podemos observar en primer lugar que Timoteo debía estar atento, frente a la aparición de personas que son descriptas como "malos hombres y engañadores". Evidentemente esta gente con su pensamiento y enseñanza afectaban la vida de los creyentes. La suerte de estos falsos maestros está bien determinada: "irán de mal en peor", pero su actividad es realmente peligrosa ya que nos dice la Escritura que irán "engañando" a los creyentes, trastocando la fe por medio de sutiles argumentos, pero además ellos mismos caerán en su propio engaño, es decir estarán convencidos de la mentira que enseñan.

Este último punto es realmente alarmante, estos engañadores están convencidos de sus mentiras, y si una persona convencida lleva adelante sus empresas con entusiasmo, decisión, fuerza, entonces podemos suponer que nuestro enemigo está preparando una ofensiva verdaderamente peligrosa.

¿Qué tiene que hacer Timoteo frente a esto? ¿Qué debemos hacer lo creyentes frente al embate de Satanás?. La recomendación de Pablo es bien clara: "Persiste" ("permanece firme" NVI). Claro que si la pregunta ahora es ¿cómo?, la respuesta no se hace esperar: "Persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste".

Dos son los elementos que nos ayudan a permanecer firmes: conocer bien lo que creemos y estar convencidos de esos principios.

En primer lugar focalizaremos nuestra atención en la importancia de conocer bien lo que creemos. Tal vez alguien piense que por el hecho de leer la Biblia periódicamente o por la regularidad en su asistencia a las reuniones de la Iglesia, puede darse por sentado que conoce bien la doctrina. En ese sentido convendría recordar que el conocimiento nos se da por obra de la casualidad o por una cuestión mágica, sino que es el resultado de un proceso de aprendizaje. Es decir nadie puede conocer bien y en detalle una doctrina, si primero no ha dedicado tiempo a la observación y al estudio. No hay otra manera de aprender. En nuestra época de estudiante secundario, circulaba una serie de manuales de bolsillos llamados "Resumen Lerú" (así se llamaba la editorial), estos libritos eran una condensación demasiado breve de temas escolares. No eran pocos los que creían que leyendo el resumen podían aprobar las materias, cosa que no pasaba de ser una ilusión. Muchas veces los creyentes estudiamos así la Palabra de Dios, con poca dedicación y poco esfuerzo.

Los cristianos debemos conocer bien lo que creemos, porque si no, el segundo paso que Pablo le exhorta a Timoteo nunca llegará. No podemos estar convencidos de algo que no conocemos en profundidad. Este conocer bien las doctrinas, es el resultado de una lectura consecuente y un análisis de lo que hemos leído. Esta tarea nos ayudará en el proceso de redescubrir las doctrinas bíblicas, que no es otra cosa más que permitir que el Señor nos hable a través de su Palabra.

La revelación bíblica y la enseñanza apostólica son firmes e inamovibles, pero los creyentes debemos acercarnos a las Escrituras para descubrir de nuevo esas enseñanzas. Este fue el proceso que movilizó a tantos hombres de Dios en la antigüedad. Cada vez que ellos se acercaron a las Escrituras, Dios obró maravillosamente, podemos citar brevemente algunos ejemplos: La lectura de la Ley en los tiempos de Josías (2ª Cro. 34), el análisis del profeta Daniel (Daniel 9), Esdras y Nehemías leyendo la Palabra al pueblo (Nehemías 8). Mas cerca en el tiempo, los hermanos que comenzaron el movimiento de las Asambleas, redescubrieron importantes doctrinas, despojándose de las tradiciones denominacionales que condicionaban la interpretación bíblica en esos días.

Justamente el redescubir las doctrinas, es decir leerlas, estudiarlas y apropiarlas, nos permite avanzar al segundo paso, el del convencimiento, de modo que la seguridad nos permita tener bases sólidas en nuestra vida cristiana.

Ahora bien, al principio de nuestro escrito decíamos que el convencimiento produce entusiasmo y pasión en lo que uno hace. Es decir, el sentimiento interior se traduce en acciones concretas. Eso es lo que sintieron los apóstoles Pedro y Juan frente al concilio al expresar "no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído" (Hechos 4:20). Mas tarde pedirían al Señor les conceda que con todo "denuedo" hablen la Palabra de Dios (Hechos 4:29). Podemos observar que el convencimiento los impulsaba al testimonio cristiano, es decir los movilizaba, no podían quedarse quietos o impávidos frente a la extraordinaria verdad del evangelio y la gran necesidad de las personas sin Cristo.

Pablo está exhortando a Timoteo a que persista o persevere en lo aprendido, porque ese conocimiento es el motor que lo debe impulsar en su vida cristiana. La Escritura inspirada por Dios es útil, entre otras cosas para "que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2ª Tim.3:17). No podemos separar el conocimiento del obrar, Dios no quiere simple intelectuales, sino hombres y mujeres que conozcan su Palabra y actúen en consecuencia. Frente a un mundo de "malos hombres y engañadores", los creyentes debemos prepararnos estudiando la Biblia y llegando a un convencimiento que nos dé seguridad y nos movilice en la obra de Dios.

Siempre recordamos a los hermanos que comenzaron el movimiento de las Asambleas, su alto nivel intelectual manifestado en el conocimiento de la Biblia y de otras materias, también su celo y fidelidad al Señor. Ellos fueron grandes estudiosos de las Escrituras pero no se quedaron conformes con eso, hubo algo mas, canalizaron su entusiasmo en una vigorosa obra misionera. Bien lo resume el hermano Jaime Burnett en su libro "Reunidos al Nombre del Señor" al referirse a la expansión misionera del movimiento de los hermanos: "Es digno de destacar que el motivo que inspiró a tantos a "perder" su vida y "ganarla" a la vez, no fue el de extender el movimiento sino el de alcanzar a los perdidos con el mensaje transformador del evangelio. Tampoco fue el de perpetuar las doctrinas de Dublin o de Plymouth, sino el de seguir practicando las preciosas verdades de la Palabra de Dios redescubiertas por esos hermanos".

Como ya lo hemos mencionado, la iglesia de este nuevo siglo, tiene un desafío renovado, el de acercarnos a las Escrituras, para conocerlas y aprenderlas, llegando a un convencimiento que nos movilice a efectuar la misión que el Señor nos ha encomendado.

lunes, 10 de enero de 2011

EL SACRIFICIO ESPIRITUAL por: José Miguel Zorrilla

"Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo" 1ª Pedro 2:5

Una de las grandes doctrinas que surgieron a luz en tiempo de la reforma de Lutero, y en la pos-reforma y especialmente en el siglo diecinueve, cuando los hermanos comenzaron a juntarse de distintas confesiones de fe, fue el hecho que todo creyente es un sacerdote, (con las reservas del caso, también cada hermana es un sacerdote), y está establecido para presentar sacrificios espirituales a Dios por medio de Jesucristo.

El tema tiene una amplia consideración en las Escrituras y trae al creyente mucho estímulo, orientación, gozo, pero al mismo tiempo despierta nuestra responsabilidad, para el ejercicio de tan privilegiada función.

El ejercicio del sacerdocio y por tanto los sacrificios espirituales en el Nuevo Testamento se hacen pragmáticos y son expresados en modo imperativo: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional (o inteligente) (Rom. 12:1); después de todo el desarrollo teológico del libro de Romanos, con su paréntesis de los capítulos 10 y 11 para hablar del pueblo de Israel y su restauración.

Sacrificio vivo; es una contradicción de términos que expresa lo mismo que enseñó El Apóstol Pedro, como una nueva y piadosa manera de vivir (2ª Pedro 3:11-17). A veces el creyente sueña con asemejarse a Jacobo o Esteban, tener ese coraje para morir por Cristo dignamente, es decir ser mártir, don que da Dios y que sirve sólo para una vez, pero ser un sacrificio vivo significa tener la misma valentía y fervor para poner todos los días y cada uno de nuestros días sobre el altar de la vida y hacer la voluntad de Dios. Entonces sería así nuestra oración: Señor aquí está mi vida para hacer tú voluntad siempre, cueste lo que cueste.-

Pero hay un aspecto muy profundo en las decisiones de donde emergen las acciones, es la verdad en lo íntimo que Dios ama (comp. Salmo 51:6)

Cuando Saúl recibió la revelación de la voluntad de Dios y él fue a la batalla contra Amalec; (1ª Samuel 15:3-5), sucedió que su obediencia fue a medias, así que Saúl y el pueblo perdonaron la vida de Agag y lo mejor del ganado y de las ovejas (1ª Samuel 15:9); haciendo él su voluntad y no la de Dios. Ésta actitud pesó en el corazón del Señor y Saúl fue desechado, aunque en parte había obedecido como él quería, y lo más oscuro es que puso como excusa ofrecer un sacrificio a Dios. Parecía buen trofeo a sus ojos, un rey y un excelente ganado; pero en lo íntimo Dios sabía que había buscado agradarse a sí mismo.

Otro caso de falta de verdad en lo íntimo, lo tenemos en el sacrificio a los baales por parte de Elías (1ª Reyes 18). El mismo fue un sacrificio atípico y excepcional, (como en caso de Ananías y Safira en el Nuevo Testamento), tomados como juicios de escarmiento. Era así porque Elías no era sacerdote sino profeta, pero Dios lo permitió.

Todo estaba preparado, el altar, la leña, el animal; en este caso un buey, fue hecha una zanja alrededor del altar y llega el momento del sacrificio, un holocausto en este caso (sig. "todo quemado"), y viene la invocación a Dios; leemos en 1ª Reyes 18:36: "se acercó el profeta Elías y dijo: " Jehová Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, sea hoy manifiesto que Tú eres Dios en Israel, y que yo soy tú siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas". Todo bien => PERO HAY UN SILENCIO DEL CIELO Y PESA EN EL CORAZÓN DEL SIERVO DE DIOS, vs.37: "Respóndeme, Jehová, respóndeme... y allí surge la reacción de Elías, se da cuenta que se había puesto a la altura del Señor. Y él a nadie dará su gloria; (ver Isaías 42:8). Y la exhortación está en el Salmo 29:2:"Dad a Jehová la gloria debida a su nombre". En 1ª Reyes 18:37: Elías se rectifica allí mismo y su segunda oración es significativa y un tanto diferente: " ...Para que conozca este pueblo que Tú OH JEHOVÁ, eres el Dios, y que Tú vuelves a Ti el corazón de ellos". vs.38: ENTONCES CAYÓ FUEGO DE JEHOVÁ..."

Como dijimos, el sacrificio del cristiano abarca un amplio espectro en su función y forma práctica, como desarrollarán los hermanos en éste número de la revista, pero la grosura que era la excelencia del sacrificio, y llevado a los sacrificios espirituales, que también tiene su excelencia y está en la absoluta obediencia, emergente de la honra que merece nuestro Señor, por lo tanto debemos prestar ATENCIÓN, NO TANTO A LO QUE HACEMOS, SINO A CÓMO LO HACEMOS.

Samuel le dice a Saúl que el prestar atención a la voluntad de Dios, era mejor que cualquier sacrificio, (1ª Samuel 15:22), para no robar la gloria a Dios, porque no hay peor ladrón que el que intenta robar la gloria al Señor, que por otro lado es imposible, y no puede irle bien a ninguno en su intento.

Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre siembra eso también segará (Gálatas 6: 7). Por lo tanto aunque ofrezcamos a Dios sacrificios de labios, que tal vez sea el sacrificio que está al alcance de todo creyente, debe ser realizado con absoluta sinceridad y verdad en lo íntimo, y que el hecho lleve la GLORIA DEBIDA AL GLORIOSO NOMBRE DE NUESTRO GRAN SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO.

viernes, 7 de enero de 2011

MUJERES EN SERVICIO Por: Ana María Herrera de Giannelli

El mes anterior compartíamos la hermosa enseñanza del hombre cuya mano seca fue restaurada, y cómo esa mano estuvo lista para trabajar (Lc. 6:6-11). Luego terminamos con la lectura de 1ª Co. 15:58, donde Pablo nos dice que nuestro trabajo en el Señor no es en vano.

Continuando con el tema del servicio cristiano, sabemos que generalmente el trabajo como miembros visibles en la iglesia local, está reservado para los varones. Allí viene lo que nos toca como mujeres, haciendo un trabajo silencioso, pero no menos importante, cuando el esposo, o un hijo, o un hermano, o el padre, es un miembro activo (como lo es la mano) y cum-ple un determinado ministerio en la congregación.

Ambos formamos parte del Cuerpo de Cristo, cada uno hace su trabajo (1ª Co. 12: 5), pero como mujeres cristianas vamos a apoyar la actividad de nuestro esposo, o padre o parien-te que sea, para que sea de mucho fruto para la obra del Señor.

¿Cómo podemos hacerlo?

• Orando por ese ser doblemente amado, (ya que nos unen lazos de sangre y además, te-nemos un mismo espíritu), para que cumpla bien su ministerio como agrada al Señor.

• Teniendo una conducta prudente y respetuosa de manera que no quitemos autoridad a su ministerio.

• Siendo de ayuda en todo sentido (1ª Co. 12: 25)


Dios ha puesto en nosotras una gran responsabilidad, podemos dejar marcas notables en quienes nos rodean, busquemos siempre la guía del Señor para que esas marcas que dejen nuestro servicio, sean de bendición para el hogar (Prov. 14:1) .

martes, 4 de enero de 2011

CUMPLE TU MINISTERIO. por; Jose Zorrilla

Lo primero a decir antes del desarrollo de nuestro tema: ¿qué es un ministerio o un ministro? Qué lejos está de nosotros el concepto adecuado, ya que vemos a nuestro alrededor como se ha devaluado todo servicio digno y los ministros que han perdido hasta la moral, como moneda devaluada de países emergentes.

Un ministerio es un servicio con dignidad y santidad, y un ministro es una persona preparada para servir a los hombres por amor al Señor Jesucristo, no es para nada uno que quiere dominar o capturar a los hombres con fines que no son llevarlos a la salvación y comunión con Jesucristo.

Ahora bien: este hombre o mujer, preparado para servir en dignidad, que solo se logra por una vida de santidad y obediencia al Señor Jesús, es un acto de la conducta que debe emerger del corazón como fruto de la honra a Dios.

¿Cómo es? ¿es de un super hombre? ¿es ser casi un ángel? Podemos decir que es un hombre común, frágil, con debilidades y defectos, pero que ha recibido a Cristo en el corazón, y el Señor vive en él por su Santo Espíritu (ver Gálatas 2:20 y San Juan 1:12,13)

Podemos mirar a Timoteo o a Josué y otros muchos, pero tomemos Josué 1:1-9. Vemos que de ninguna manera Dios busca un hombre fuerte o un gigante, de lo contrario ninguno de nosotros tendríamos chance de calificar para la obra o el servicio del que estamos hablando.

1. Dios le dice a Josué: “Esfuérzate y sé muy valiente”. No cabe dudas que este hombre que no era tan joven, podía desertar porque tenía conciencia de su insuficiencia e inhabilidad. Él nunca pensó que Dios lo llamaría y le otorgaría tan grande privilegio. Josué se había entregado al Señor para servir a Moisés siervo de Dios, así comenzó su historia en Josué 1:1. Después de 40 años de ejercitarse como siervo de Moisés es llamado a ocupar el primer lugar en la conducción de todo un pueblo, era el rebaño de Dios, mucha era la carga, ¿podía abandonar en cualquier momento? SÍ, ¡cuidado!.

2. No temas ni desmayes: Le dice así porque Josué tenía temores, podía desanimarse enseguida ante los conflictos e inconvenientes que se presentarían. De igual manera caminaba en su ministerio el gran Apóstol Pablo: cuando vino a Macedonia él cuenta su realidad, de afuera tenía conflictos y de adentro temores (2ª Corintios 7:5). Pero no se afirmó en sus fuerzas ni se aferró a su sabiduría. Lo mismo tenemos que hacer nosotros si queremos hacer de nuestro ministerio una victoria, y Pablo dice: 2ª Corintios 1:9 ”Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos”.

3. Veamos tres orientaciones:

A) Josué y Timoteo tenían una cualidad cristiana digna de destacar, que resulta imprescindible para el éxito: FIDELIDAD AL SEÑOR. En el caso de Timoteo su fe no era fingida. Josué comenzó viendo la grandeza de Dios por encima de los enemigos o los montes de dificultades, por lo que dijo en su corazón “mayor es el que está en nosotros, que el que está en el mundo”. Y así animó al pueblo a cruzar el Jordán hacia la tierra prometida, que era la vida de luchas y victorias que Dios tenía preparado para su pueblo.

B) Era y es necesario tener un llamado claro del Señor, esto es irreemplazable a la hora de actuar para Dios. Pablo le dijo a Timoteo, tienes un don de Dios, haz obra de evangelista, o ¡cumple tú ministerio!. Muchos son llamados y muy pocos escogidos, dijo el Señor en San Mateo 20:16 b. El ministerio es desafiante, demandante, estresante, muy exigente, por eso mismo son pocos los que califican y actúan en dependencia de Cristo y con éxito. Para Josué el territorio, para nosotros las bendiciones y aun las almas han de ser arrancadas o arrebatadas al enemigo paso a paso.

C) La tercera condición es tener la Palabra de Dios arraigada en el corazón. Esta condición resulta ineludible, es caminar asidos de la Palabra de vida, como dice Filipenses 2:16. Pablo le decía a Timoteo: predica la Palabra. Dios le dice a Josué: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien " (Josué 1:8)

Concretó Josué los anhelos del Señor, ya que con una larga vida de servicio glorificó a Dios. El éxito de su tarea como siervo de Moisés le permitió entrar junto con Caleb a la tierra prometida (Nm. 14:38), los únicos dos de aquella generación perversa y murmuradora que quedó en el desierto. Luego como siervo de Dios condujo al pueblo a la victoria y su generación sirvió al Señor. Un día tuvo que manifestar su decisión de cumplir su ministerio aunque se quedase solo con su familia, llegando el momento de pasar a la presencia de Dios, podemos leer en la Biblia: "murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová" (Josué 24:29)

Así de simple es el llamado de Dios, pero así de demandante, y de trascendente. Es trabajar con el Señor Jesucristo para la eternidad y para la gloria de nuestro Dios.