viernes, 5 de noviembre de 2010

DE GUSANO A MARIPOSA Por: Ana María Herrera de Giannelli

“De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron,
he aquí todas son hechas nuevas.” 2º Corintios 5: 17

Cuando aceptamos al Señor Jesús como nuestro Salvador, creyendo en su muerte y resurrección, nos identificamos con Él por medio de la fe, entonces hace posible el milagro más grande: el de ser una nueva criatura. No es que hayamos sido reformadas, sino que hemos sido TRANSFORMADAS, somos una nueva creación, viviendo en unión vital con Cristo.

Meditando en esto de la transformación y en la maravillosa creación de Dios, podemos observar un animalito muy especial que nos deja un gran ejemplo: la mariposa. ¿acaso no la relacionas con la belleza, con la libertad, con los colores llamativos, con la suavidad?.

Pero, ¿sabías también que toda mariposa fue primero un gusano?. A partir de su nacimiento su vida pasa por cinco etapas separadas cada una de ellas por períodos de sueño denominados "Mudas", durante los cuales realizan un cambio de piel que les permite continuar su crecimiento. Hasta que llega a la “muda especial” cuando pasa de gusano a mariposa. Sufre una metamorfosis, este cambio no se da sólo en su cuerpo, sino también en su modo de vida: antes arrastrándose, ahora volando con libertad; antes con un tipo de alimento, ahora con otro.

Volviendo a nosotras, ¡Cuánto podemos aprender de este insecto!, es desagradable compararnos con un gusano, pero qué lindo compararnos con una mariposa. Como creyente, ¿has pensado en cuantos cambios puede hacer el Señor Jesús en tu vida si te entregas por completo a Él, y lo dejas actuar para que construya una vida mejor?. Te quiero invitar a que consideres lo que Cristo puede hacer en tu ser:

Cristo transforma tu vida interior: Si nos entregamos a Él, nos hace una nueva criatura, y pasamos a formar parte de una nueva familia: LA FAMILIA DE DIOS. Tenemos acceso a una maravillosa herencia, vamos a desear alimentarnos de Su Palabra diariamente, y su Espíritu nos hará llevar frutos de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (Gálatas 5:22-23). Recuerda que la actitud en una mujer es la señal exterior de lo que realmente es en su interior, si Cristo predomina allí, tu actitud lo demostrará, como se demostrará también si Él no reina en tu corazón.

Cristo transforma tu apariencia: En un cristiano, el deber de tener buena apariencia es tan grande como cualquier otro. Jesucristo quiere toda nuestra persona, la interior y la exterior. Somos responsables de lo que nuestra cara dice a los demás, ¿qué dice la tuya?. Recuerda 2ª Corintios 3:18, allí se describe a los creyentes como siendo “transformados de gloria en gloria en la misma imagen”, esto es, en la de Cristo en todas sus excelencias morales. Un proverbio de Salomón dice: “El corazón alegre hermosea el rostro” (Proverbios 15:13) indicando que el cambio debe ser primeramente interior, llevado a cabo por el Espíritu Santo.

Cristo transforma tu mente si le entregas el control: La psicología ha dividido nuestras mentes en consciente y subconsciente, a simple vista están separadas, pero las dos forman el todo de la mente. La mente consciente es con la que piensas, con la que formas hábitos, con la que razonas, con la que te formas gustos y aversiones, con la que juzgas, es la parte que puedes controlar. Como escribió Eugenia Price en su libro “De mujer a mujer”: Una de las características más sobresalientes de la mente consciente es la de formar hábitos. Éstos no se forman de un día para el otro, ni se rompen en el mismo tiempo. Cuando recibimos a Cristo como Salvador, Él también debe ocupar y dominar tu mente consciente.

¿Y qué del subconsciente?. Todo lo que decimos, pensamos, gustamos o rechazamos, queda acumulado allí, donde no tenemos dominio alguno. El Espíritu Santo de Dios puede y quiere transformar tu subconsciente, por eso te invito a que con tu mente consciente pongas a sus pies todo lo que no puedes dominar. Nada es un misterio para Cristo, Él nos conoce bien, pues Él nos creó (“Todas las cosas por Él fueron hechas, sin Él nada de lo que ha sido hecho fue hecho” Juan 1:3). Por eso nos enseña claramente: ”Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad“ (Filipenses 4:8)

Para llegar a ser mariposa, el animalito tuvo que pasar por varias mudas, así el desarrollo normal llega a buen término, ¡Cuánto más hermosa que una mariposa puedes ser si dejas que Cristo actúe en ti y cambie completamente todo tu ser!.