miércoles, 30 de junio de 2010

PARA QUE SEPAS COMO CONDUCIRTE EN LA CASA DE DIOS - Juan A. Garcia

"Para que sepas como conducirte en la Casa de Dios . . ." 1ª Tim. 3:15

El apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, le escribe a Timoteo sobre cómo conducirse, comportarse, desenvolverse "en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios viviente". En esta epístola le da una serie de instrucciones precisas sobre cómo deben manejarse los hermanos y hermanas en general en la Iglesia, pero el énfasis mayor está en lo que atañe a Timoteo mismo: "cómo debes conducirte" tú, pues mucho de lo bueno o malo que hagan los demás dependerá de cómo actúe Timoteo mismo. Era de importancia básica que él tuviera bien en claro cuáles eran sus responsabilidades personales para que así estuviera en las debidas condiciones de desarrollar un ministerio de verdadera eficacia. Si no tiene bien definido cuál es su misión corre el peligro de quedar desubicado, y por su cargo de responsabilidad su desorientación desorientaría a los hermanos que lo veían a él como un ejemplo a seguir (4:12).

¡Cuántos inconvenientes, trastornos, problemas de consecuencias difíciles de enmendar podemos causar si estamos desubicados, si no sabemos conducirnos adecuadamente en la Iglesia! Puede ocurrir que a veces aún con las mejores intenciones nos dejamos guiar por nuestros propios criterios humanos, nuestro entusiasmo humano, tal vez por nuestra pasión humana, y el resultado es un perjuicio lamentable para todos.

"Para que sepas cómo conducirte en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios viviente". Es "de Dios"; le pertenece porque la compró con la preciosa sangre de Su Hijo (Hechos. 20:28); "pueblo adquirido por Dios" (1ª Pedro 2:9); "morada de Dios en Espíritu" (Efesios 2:22). Por esto mismo todo en la Iglesia debe ajustarse al Carácter y Propósitos suyos. Para ello nos dejó Su Palabra en la que encontramos las normas por Él establecidas para el correcto comportamiento de cada uno de sus miembros.

Timoteo podía comprender que tenía un doble privilegio (que también conlleva una doble responsabilidad): Ningún reino, país o institución del mundo entero es tan sublimemente importante como la Iglesia por lo expresado en el párrafo anterior. El imperio del Cesar y sus acólitos era comparativamente insignificante pues su poder, vigencia e influencia era sólo temporal, mientras que la Iglesia trasciende el tiempo y llegará a su plenitud, a su clímax, en la eternidad.

Timoteo cumplirá correctamente su ministerio si ayuda a encausar (en lo que de él dependiera) a sus hermanos en Cristo como siervos fieles e idóneos que se ubican de acuerdo al Propósito divino conduciéndose como corresponde a los "santos". Seguramente el deseo de Pablo para Timoteo (y por extensión para todos los que somos hijos de Dios) es lo que escribiera en 2ª Corintios 1:12 "Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros".