lunes, 20 de diciembre de 2010

ESPOSA IDONEA EN TIEMPO DE ESCASEZ por: Irma R.C. de Gutiérrez.

Cuando pensamos en el término idónea, en nuestra mente se refleja la escena del Edén, ese paraíso terrenal donde Dios colocó a la máxima expresión de su creación. La soledad no era buena, faltaba una "ayuda idónea" (Génesis 2:18,20). Fue así, que del costado de Adán, debajo de su brazo y cerca de su corazón, Jehová-Dios extrajo la compañera adecuada (idónea es adecuada), de igual naturaleza, pero que requiere de su protección y amor. La flamante pareja poseía todo, habitación, alimento, trabajo, disfrute mutuo y goce de la comunión con Dios.

Pero el encanto se destruyó. Eva tomó, comió y dio sin consultar. Asumió el liderazgo, desvirtuándose el propósito para el cual fue creada. La consecuencia fue terrible, no sólo su transgresión afectó a su marido (1° Timoteo 2:14), sino que abrió las puertas del mundo al pecado. Por lo que la muerte pasó a todos los hombres (Romanos 5:12).

Vienen a mi mente dos matrimonios de la iglesia primitiva, de actitudes totalmente opuestas: Ananías y Safira pudieron llegar a destruir la pureza de la naciente iglesia de Jerusalén. (Hechos 5:1-11); por el contrario, Priscila y Aquila instruyendo delicadamente a un elocuente predicador sobre el evangelio cristiano y su aplicación, defendieron con valor la fe cristiana (Hechos 18:18,19, 24 al 26).

Ahora bien, ¿qué señalan las Escrituras respecto a estas esposas?

Safira, no sólo conocía el plan engañoso de Ananías, sino que convino en formularlo. Cuando fue interrogada por Pedro, su ceguera espiritual era tal que respondió sin intención de apartarse del camino del engaño. Quizás la codicia, el amor al dinero, el buscar alabanza ó la atracción de la bondad demostrada por generosos hermanos (Hechos 2:45; 4:34 al 37) la condujeron a cometer en complicidad un grave pecado contra Dios. Ante la existencia de bienes materiales, ella es un ejemplo negativo de idoneidad.-

Priscila, junto a Aquila formaban un equipo de ayuda al apóstol Pablo. En algunas ocasiones su nombre precede al de su esposo, entre otros pasajes 2 Tim 4:19. "Priscila parece haber aplicado su aguda mente al conocimiento y a la interpretación de las Escrituras. De ahí que obtuvo preeminencia.". (Kistemaker). Valiente, decidida (Apolos era un educador entendido), colaboradora arriesgada, activa en el servicio. (Romanos 16:3-5a), humilde artesana. Todo un ejemplo positivo de idoneidad.

Kidner comenta "la mujer es la que hace o deshace a su marido (un "bien" dado por Dios, Prov. 18:22; 19:14; de hecho, su "corona" o, de lo contrario, "carcoma en sus huesos", Prov. 12:4)". ¿No es difícil ser esposa idónea bajo los parámetros que la Biblia indica, en tiempo de escasez ó en tiempo de abundancia? Si bien pareciera que en éste último no es así, (no te fíes, las apariencias engañan), medita en las palabras de Proverbios 30: 8b-9.

Nos preguntamos entonces, ¿cuál es el secreto para llegar a ser la esposa adecuada que Dios ha determinado? (Efesios 5:18-21). Sin someterse al esposo en el temor de Dios, ¿se puede ser ayuda idónea? Dice MacDonald "sometimiento nunca implica inferioridad. El Señor Jesús se somete a Dios Padre, pero no es inferior en absoluto a Él". ¿No es el resultado de la llenura del Espíritu? ¿Es posible estar llena del Espíritu, si no he reconocido a Cristo como Dueño y Señor de mi vida?. Y si Él es mi Dueño, mi voluntad le será rendida. Mi corazón lleno de Su amor buscará inconscientemente someterse hacia la autoridad del ser amado, porque de esa manera se someterá a la autoridad de Dios. Un reconocimiento fundado en el amor a Dios, un reconocimiento que el Espíritu Santo siembra cuando le dejamos actuar. No importa si el tiempo que nos toca vivir es de escasez o de abundancia. La idoneidad es independiente de la circunstancia, porque una esposa idónea, sólo puede ser tal, cuando el Espíritu Santo actúa en su vida, pues sólo así manifiesta Su fruto. (Gálatas 5:22-23).

Ahora bien, para ser esposa idónea en tiempo de escasez (entendiendo toda situación insuficiente), qué importante es recordar Proverbios 19:14: "La casa y las riquezas son herencia de los padres; más de Jehová la mujer prudente". M. Henry, expresa: "...esto es un regalo de Dios... La esposa no se hereda; se la encuentra en el lugar y el momento que Dios dispone". Por lo tanto, si somos para nuestro esposo un regalo de Dios, debemos ser de gran bendición para él, entonces ¿por qué no pensar que podemos ser el medio que Dios utilice para suplir aquello que le llegue a faltar? Filipenses 4:19.

Por eso, en esta sociedad actual, que nos obliga a correr como gacela en el bosque y luchamos por nuestro amor, adoración y servicio a nuestro Señor, esta sociedad que a veces nos hace llorar en silencio, y nos hace llorar porque amamos y no entendemos ¿ por qué la escasez es una sombra que rodea nuestro hogar? Acaso, ¿no nos detuvimos a pensar que el adversario ataca donde más duele y que su estrategia de guerra cambia según los tiempos?. Recordemos que tenemos un Padre amoroso que desea lo mejor para nosotras y para nuestro hogar, aunque las circunstancias parezcan adversas (Romanos 8:28). Oremos, clamemos, consolemos, animemos, seamos prudentes y esperemos. Esperemos confiadamente en nuestro Señor, que aquí tenemos una promesa. "Los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien". (Salmo 34:10b) Bevan dice "La bondad de Dios es multiforme, será según nuestra necesidad. Tenemos aquí una promesa tan ancha como nuestra necesidad y tan honda como nuestra aflicción".

Y para concluir no podemos dejar de pensar en el retrato que traza Proverbios 31:10-31, que aunque representa una dama de cierta posición en la sociedad oriental que maneja sirvientes y tiene dinero para invertir, igual podemos aplicarlo a nuestro tema. Basta detenerse en las virtudes que contiene la expresión hebrea "éset jayil" con la que se designa a esta mujer: prudencia, fidelidad, laboriosidad, generosidad, iniciativa. Virtudes tales que si en nosotras se reflejan, seremos para nuestro marido sin lugar a dudas, la esposa idónea que el Señor en su gran bondad le ha provisto, porque su corazón habrá experimentado que en nosotras está confiado. (Prov 31:11)