lunes, 6 de diciembre de 2010

El argumento más fuerte. Por: Américo Giannelli

Sin lugar a dudas la Biblia es un libro singular. Esta colección de sesenta y seis libros, que fuera escrita por la más diversa gama de escritores (reyes, gobernantes, soldados, pescadores, pastores, cobradores de impuestos etc.), y en un amplio período de tiempo, tiene la virtud de ser un libro homogéneo y sin contradicciones, esto no por arbitrio de la casualidad, sino por una razón que la Biblia misma nos da: "...los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2ª Pedro 1:21). La Biblia es entonces un libro único por el origen de su escritura, e insuperable en su impresión y circulación (se llevan millones de ejemplares distribuidos en todo el mundo y en la mayor variedad de idiomas conocidos)

También hay un aspecto en el cual la Biblia es realmente singular: Es el libro más combatido. En el desmedido afán por encontrar errores, contradicciones o falsedades; se han sumergido en distintas épocas de la historia, filósofos, políticos, científicos e historiadores. En el mismo sentido se han sumado voces con el sólo propósito de desprestigiar la calidad y pureza del mensaje bíblico, con argumentos de distinta índole.

Sin embargo uno de los argumentos más comunes contrarios a la Palabra de Dios y que es muy usado por las personas es: "Yo no creo en la Biblia", o "si bien es un libro moralmente bueno, no creo que sea la Palabra de Dios".

En una charla en la clase de la Escuela Dominical, un hermano dijo con razón: "Este tal vez sea, el argumento que cierra toda posibilidad a la predicación del evangelio", seguramente porque sin las Escrituras es muy difícil predicar acerca del amor de Dios y la fe en Cristo, verdades que se encuentran solamente en la Biblia.

La negación es el argumento preferido de la humanidad. Desde Adán y Eva en adelante, el negar los hechos ha sido el recurso más usado por los hombres para esconder sus errores y zafar de los problemas, pero también verse enredado en una trampa de la cual es muy difícil salir.

Entonces, ¿Qué decir cuando se nos presenta semejante argumento?. En primer lugar deberíamos tener en claro que la misión del cristiano es anunciar el evangelio y presentar defensa de la razón de nuestra esperanza (1ª Pedro 3:15), pero ello no implica envolvernos en discusiones y polémicas. ¿Cuál debe ser nuestra actitud?. Como nos está diciendo el apóstol Pedro, "presentar defensa con mansedumbre y reverencia". En ese sentido queremos aportar un argumento, que lejos de ser capcioso, encierra grandes verdades que son irrefutables, justamente porque contiene la verdad.

Hace ya muchos años, un hermano nos dio tres razones por las cuales él cree en la Biblia: La primera hace referencia a Israel. Dios en su Palabra profusamente hace referencia a su pueblo terrenal. La Biblia contiene la historia de esta nación y todas las promesas hechas a Israel, muchas de ellas ya se han cumplido y otras con total seguridad han de cumplirse.

La segunda razón presenta al Señor Jesús. El Antiguo Testamento proféticamente anuncia su nacimiento, vida, muerte y resurrección. El Nuevo Testamento, por su parte, nos narra la historia de su vida y sus enseñanzas. La historia secular confirma la existencia de Cristo en la tierra, su nacimiento sirve de inicio para el conteo de los años, y si bien muchas personas no creen en Cristo, nadie duda acerca de la veracidad de su existencia.

Las dos primeras razones son fácilmente comprobables, porque los hechos históricos así lo demuestran. Ahora bien la tercera razón es la más fuerte: La experiencia del encuentro personal con Cristo. El hermano había comprobado que aquello que dice la Biblia acerca de "que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2ª Cor. 5:17) era absolutamente cierto.

Realmente ante tan importante argumento, no hay lugar a dudas propias, porque es nuestra experiencia con Cristo y al estar en Paz con Dios, esto nos permite disfrutar de la Paz de Dios; tampoco hay lugar a dudas ajenas, porque el cambio en nuestras vidas es el testimonio más elocuente del mensaje cristiano.

En ese sentido podemos observar con atención a la mujer samaritana, ella ha tenido un encuentro con Cristo, y esa experiencia motiva a las personas del lugar a conocerle y creer en Él (Jn. 4:39-42).

Es bien cierto que la doctrina cristiana no está basada en experiencias personales, sino en los principios fundamentales que encontramos en la Biblia. Pero también es correcto que el argumento más fuerte en defensa de la fe y la Biblia es nuestra vivencia, en donde comprobamos el poder de Dios en la salvación, Su amoroso cuidado en cada instante de nuestra vida, Su paz dándonos descanso en un mundo tan conflictivo, Su fortaleza dando vigor a nuestra vida y Su guía orientándonos permanentemente.

¡Qué importante es el testimonio personal!, habla mejor y con más profundidad al alma humana que cualquier mensaje dado por el más convincente predicador; por eso pensamos que es el más fuerte argumento en defensa de la fe y la Palabra, pero también las más poderosa declaración del evangelio, porque es la demostración del poder de Dios en la salvación del alma.