lunes, 7 de febrero de 2011

LA IDENTIFICACIÓN CON CRISTO por: Américo Giannelli

La iglesia primitiva está en plena expansión. Felipe, un evangelista incansable, ha llegado a Samaria predicando a Cristo. La ciudad está llena de gozo, grandes milagros se producen para confirmar la predicación del evangelio, entonces hombres y mujeres son bautizados en aquella región. Luego un funcionario de Candace, reina de los etíopes escucha una maravillosa explicación de aquel trozo de las Escrituras que lo tenía perplejo; abre su corazón a Jesucristo y es bautizado.

Casi sin dejar de asombrarnos por la lectura del libro de los Hechos, podemos observar a Saulo, el obstinado e implacable perseguidor de la iglesia. Én el camino a Damasco tiene un encuentro con Jesucristo que transforma definitivamente su vida. Ha conocido a Aquel por quien es digno de entregar su vida, inmediatamente es bautizado, y comienza un productivo y tenaz ministerio para el Señor.

La actividad es intensa, ahora lo vemos a Pedro en casa de un centurión romano. Quien junto a su familia y amigos más íntimos escuchan la predicación por boca del ahora pescador de hombres. Allí podemos contemplar un cuadro maravilloso en donde se destaca el poder y la gloria de Dios; luego todos son bautizados.

La tarea no se detiene. Los creyentes están convencidos que la predicación del evangelio no depende solo de los apóstoles, o algún otro siervo escogido. Es la tarea de toda la iglesia. La persecución, lejos de ser un contratiempo, se convierte en una enorme bendición. Primeramente a los judíos, luego a todas las personas sin distinción, todos escuchan el evangelio en Antioquía, y "gran número creyó y se convirtió al Señor". Si bien no se menciona explícitamente que los creyentes se hayan bautizado, conociendo la enseñanza apostólica de Pablo, no dudamos que sin demorar, muchos pasaron por las aguas del bautismo. Lo que sí es interesante, es que los creyentes fueron llamados cristianos por primera vez en Antioquía.

El relato que hemos resumido podemos observarlo detalladamente en Hechos cap. 8 al 11, y es la historia del comienzo de la evangelización mundial.

Nos impresiona una característica que de distintas formas se puede apreciar en cada caso mencionado. Todos los que creyeron, fueron bautizados. Todos lo que depositaron su fe salvadora en Cristo Jesús, sintieron el enorme gozo y la gran responsabilidad de identificarse con Él.

Es tal vez éste, uno de los puntos principales de la vida cristiana: La identificación con Cristo.

Para algunos, la identificación puede asemejarse con el hecho de tener una religión. En primer lugar queremos dejar en claro, que la fe cristiana, no es una religión que se pueda heredar o una costumbre que podamos adquirir, sino que el creer en Cristo es establecer una unión vital con Él.

Estar en Cristo, significa ser una nueva creación (2ª Cor. 5:17), pasar a pertenecer a la familia de Dios (Gal.3:26), recibir "toda bendición espiritual" (Ef.1:3), el crecimiento espiritual (Ef.4:15,16), la fortaleza para vivir (Fil. 4:13). Pablo a los colosenses, define el tema de esta manera: "y vosotros estáis completos en Él" (Col. 2:10), es decir todo lo que necesitamos para el desarrollo de nuestra vida lo tenemos en Él.

Se ha exhortado a los colosenses a que "de la manera que han recibido al Señor Jesucristo, anden en Él" (Col. 2:6). Podemos ver, que en la mente del apóstol Pablo el andar del cristiano no debe ser algo que se desgasta, sino por el contrario, un camino que se vive con la misma emoción e intensidad que al principio.

Tal vez hermano, al leer estas líneas tu experiencia sea distinta a la que nos llama la Escritura. Las diversas circunstancias que estás viviendo, producen un decaimiento en tu vida espiritual y el desánimo es ya una moneda corriente. Quisiéramos invitarte a que mires una vez más al Señor, y hagas tuya la convicción que Pablo tenía en su fuero íntimo: "Mi Dios suplirá todo lo que os falta, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Fil. 4:19).

Como mencionamos al principio, la identificación con el Señor fue la experiencia de nuestros hermanos al comienzo de la iglesia. Expresada claramente por medio del bautismo y en el caso de los hermanos en Antioquía, por el cambio notable que se experimentó en sus vidas.

La iglesia de hoy necesita redescubrir esta verdad. Vivimos un tiempo en el cual muchos creyentes no marcan una diferencia con el mundo que nos rodea. Tal vez por no parecer "bichos raros", estamos absorbiendo costumbres, modas, vocabulario, etc. Ahora bien, erraríamos el concepto, si nos proponemos ser diferentes, solo por el hecho de vivir distinto. Eso sería también una equivocación.

La verdad de la identificación, lo encontramos en Colosenses 3:4 "Cristo, vuestra vida". Sucede que para el creyente, el Señor Jesús debe ser el molde, al cual nos adaptamos. Recordemos que Él ha vivificado nuestro ser, y que también espera que sigamos su ejemplo en toda nuestra vida: "el que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo" (1ª Jn.2:6).

Ser como Cristo, vivir de tal manera que los que nos rodean puedan ver al Señor, llevar con dignidad el nombre de cristianos; son el desafío que nos presenta la Palabra de Dios.

Queremos terminar con este pensamiento: La identificación con Cristo, es el deseo de nuestro Señor, debe ser el convencimiento de nuestro corazón, y comprobable por el mundo que nos rodea.