jueves, 14 de abril de 2011

ÉTICA CRISTIANA por: Juan García

En un sentido general ética se describe en el diccionario Salvat como "Investigación filosófica de la conducta, desde el punto de vista de los juicios de aprobación o desaprobación, de lo bueno/malo, correcto/incorrecto, valioso/reprobable". En el uso popular se aplica a aquello que se estima digno, honroso, moral, recto, decoroso.

Cada cultura tiene su propia ética siempre fuertemente influenciada por su tradición, por los líderes que realmente gravitan en el pensamiento y criterio del pueblo.

Las Sagradas Escrituras no son un tratado de ética pero, como no podría ser de otra manera, la incluye porque afecta al ser humano integralmente comenzando con su mundo interior y proyectándose a todas sus acciones y palabras.

El cristiano tiene así por gracia la Revelación divina y allí encuentra lo que "según Dios" es bueno que el hombre creyente debe asimilar obedeciéndolo, y lo malo de lo cual debe abstenerse.

Hay en la Biblia no pocas secciones que hacen un fuerte énfasis en lo que Dios quiere que sea la conducta del que cree en Él, por ejemplo el libro de Proverbios, el Sermón del Monte, etc., escrituras estas que ha sido cuidadosamente analizadas aun por personas pensantes no precisamente "de la fe" pero que tuvieron en gran aprecio sus enseñanzas.

En la epístola a los Romanos encontramos en los primeros once capítulos un admirable documento de doctrina básica cristiana. Desde el capitulo 12 en adelante con frases cortas y precisas que pueden resultarnos algo lacónicas el inspirado apóstol Pablo nos va presentando un esquema para una vida cristiana auténtica que honra a Dios y es de inapreciable bendición para el mismo creyente, para sus hermanos en Cristo como también para aquellos que todavía no lo son.

En el versículo 9 dice: "El amor sea sin fingimiento". El amor es una virtud cardinal por excelencia. Toda ética cristiana se basa en el amor o es ética no cristiana. En el capitulo trece de 1ª Corintios se afirma que la carencia del amor hace que la persona nada sea y todo el bien que pueda hacer sin amor "de nada me sirve", no me resulta de bendición o fruto alguno. "...sin fingimiento...", sin hipocresía. Es difícil pensar en algo tan desagradable como la apariencia de un amor que no es auténtico.

"Aborreced lo malo, seguid lo bueno". En un mismo versículo vemos el amar y el aborrecer, y hay plena coherencia en el pensamiento expresado, porque el amor, amor (Rom. 5:5) es santo y por ser santo rechaza con todas sus fuerzas lo "no santo". Se ha dicho que puede darse el caso de un creyente que no hace "lo malo" por temor a sus consecuencias, por miedo a ser descubierto, por aquella ley universal de que se cosecha lo que se siembra. Pero aquí el inspirado apóstol Pablo dice imperativamente "aborreced lo malo", detestad enérgicamente lo malo porque es malo, porque hace mal al otro y al mismo mal-hechor. Dicho de otra manera: alguien puede amar lo malo pero no lo practica por prudente autodefensa. Aquí la Escritura es drástica, y usa un vocablo muy duro: "aborreced"; se siente hacia él profunda aversión por su categoría de malo; porque el pecado nunca se convierte en santo.

"Seguid lo bueno". Aunque sea redundante conviene tener presente que "lo malo" es lo opuesto a "lo bueno"; uno se niega rotundamente a "lo malo". Pero un hijo de Dios no se distingue por sostener solo un gran NO en su vida. Hay un gran SI: "Seguid lo bueno". Decididamente dedica su vida a "... buenas obras, las cuales Dios preparó de ante mano para que anduviésemos en ellas" (Ef. 2:10). Con gran decisión se adhiere a "lo bueno".

"...en cuanto a honra prefiriéndoos los unos a los otros". Esta gran frase es paralela a la de Filipenses 2:3: "... antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo". Está en la esencia de la ética cristiana buscar la honra para el hermano antes que para uno mismo. Podría objetarse que esto también puede fingirse; pero en ese caso no solo no se interpretaría correctamente el versículo que habla de "preferir" al hermano, es decir, ocurre en uno antes de expresarse, sino que no debe olvidarse que fingiendo podemos engañar al hermano pero jamás al Espíritu Santo que inspiró estas palabras.

"En lo que requiere diligencia, no perezosos". En las Escrituras se hace fuerte énfasis en la necesidad de que el cristiano sea diligente, debe tener "sentido de responsabilidad". Nótese que dice "En lo que requiere diligencia..."; hay cosas, circunstancias que requieren "diligencia", actividad, rapidez, atención, aplicación. También se encuentra en La Palabra advertencias contra la pereza, la desidia (Prov. 19:15 / 10:26)

"...fervientes en espíritu". Apolos era de "espíritu fervoroso", la iglesia en Laodicea era "tibia". Fervientes en espíritu es tener un espíritu ardiente; lo opuesto a lo apático, indiferente, abúlico; incluso a veces se oye decir de alguien lo que dista de ser un elogio: "esta persona no tiene espíritu", no corresponde para nada con la ética cristiana. "...sirviendo al Señor". Pensamos que se puede borrar la coma y leer: "...fervientes en espíritu sirviendo al Señor". Si es Señor debe ser obedecido y servido, y eso con todo fervor.

En el resto de Romanos 12 se destacan las características internas del cristiano que se van manifestando según las circunstancias que le toca vivir tanto en relación consigo mismo como con sus hermanos en Cristo y también con "los de afuera". En el capítulo 13 se refiere a la ética cristiana con relación al Estado, respetando sus deberes y privilegios civiles.

La "cultura cristiana" tiene su propia ética que se ajusta a la Palabra de Dios; por eso mismo es inigualable

¡Que el Señor nos ayude por su Santo Espíritu a ajustar a ella nuestro diario vivir!