viernes, 1 de abril de 2011

NUESTRA ACTITUD FRENTE A LA BIBLIA por: Jose Zorrilla

¿Por qué algunos creyentes crecen y otros no?

La razón fundamental la encontramos en las actitudes que tenemos hacia la Palabra de Dios. Una actitud es la disposición de ánimo, iniciativa o decisión. Cuando en nuestra vida hay descuido en la lectura bíblica y escaso deseo en conocer al Señor y sus mandamientos, entonces podemos decir que el resultado inevitable es el estancamiento espiritual.

Se dice que nadie defiende lo que no ama, ni nadie desea lo que no aprecia y que nadie se apropia de la que no tiene interés. En el caso del creyente, la primera actitud es tener tal vocación que se demuestre en amor, aprecio e interés por las Sagradas Escrituras.

Podemos enumerar además cinco muy importantes pasos para tener en cuenta cuando estamos frente a la Palabra de Dios:

OÍR: Es prestar atención a Dios, poner el sentido en lo que el Señor me dice a mí. Él decía: "el que tiene oído, oiga lo que el espíritu dice a la Iglesia". (Ap. 2:7, 11, 17)

LEER: La lectura es un hábito que debemos fomentar en nuestra vida y la de toda la familia. Apaguemos el televisor y abramos más la Biblia, poniendo el sentido en la Escritura, con oración, devoción y reverencia.

MEDITAR: Es volver a pensar en lo leído, repasar los conceptos, encontrar el sentido del pasaje, (es atesorar en el corazón). La meditación es al corazón lo que la digestión al cuerpo; es ingerir la Palabra de Dios y hacerla parte de nuestro ser interior.

MEMORIZAR: Al aprender de memoria la Biblia estamos haciendo un ejercicio de doble bendición. Por una parte apropiamos y guardamos en nuestra mente aquello es perfecto, fiel, recto, puro, verdadero, justo y valioso (Salmo 19:7-11), además desarrollamos una capacidad que Dios nos ha dado y que nos ayuda en todos los ordenes de la vida. Estudiar un versículo por semana nos llevaría a aprender 52 textos por año ¿lo pensó?.

ESCUDRIÑAR O ESTUDIAR: Debemos estudiar La Palabra de Dios para poder enseñarla, pero además debemos conocer más al Señor, y sólo es posible por la Biblia. Jesucristo es el personaje y el tema central de las Escrituras. Conocerle y obedecerle es toda una fascinante aventura y un desafío de amor.